Donald Trump volvió a prender fuego el tablero internacional. En una movida que sacudió a los mercados y tensó las relaciones con China, el expresidente norteamericano firmó una orden ejecutiva para aplicar aranceles de hasta 245% a las importaciones de minerales críticos provenientes del gigante asiático, en caso de que una investigación de seguridad nacional determine que representan una amenaza.
La medida, comunicada por la Casa Blanca, se fundamenta en la idea de que China está usando su dominio sobre las cadenas de suministro globales como una herramienta geopolítica. Según el comunicado oficial, el gigante asiático incurre en "manipulación de precios, sobreproducción y restricciones arbitrarias de exportaciones", prácticas que, aseguran, "atentan contra la seguridad económica y nacional de EE.UU.".
El anuncio no es aislado. Llega tras la decisión de Beijing de restringir la exportación de seis metales estratégicos para la industria automotriz, aeroespacial, de semiconductores y defensa. La respuesta de Washington apunta directamente al corazón del poder chino: sus recursos naturales y tecnológicos.
Si se concreta, el arancel del 245% reemplazará la actual tarifa recíproca. A pesar de que más de 75 países, según la Casa Blanca, iniciaron conversaciones para nuevos acuerdos comerciales —lo que suspendió otras alzas—, China es la única excepción: sus exportaciones ahora enfrentan el nuevo gravamen.
Desde Pekín, el Ministerio de Asuntos Exteriores tildó la decisión de "chantaje económico", advirtiendo que China “no teme luchar” si EE.UU. sigue escalando el conflicto. Además, el gobierno chino nombró a Li Chenggang, exembajador ante la OMC, como nuevo emisario de relaciones comerciales internacionales, en reemplazo del hasta ahora viceministro Wang Shouwen.
En paralelo, China reportó un crecimiento del 5,4% en su PBI del primer trimestre, pero el dato corresponde al período previo a esta nueva ofensiva comercial. El impacto real de los aranceles se verá más adelante.
La tensión golpea también a los mercados: el anuncio de Trump se produce en un momento de alta volatilidad global, con el S&P y el Nasdaq perdiendo casi 6% en dos días y más de US$6 billones de capitalización bursátil evaporados, en parte por el temor a una guerra comercial prolongada que frene el comercio global y reactive la inflación.
Mientras tanto, los inversores siguen atentos. ¿Es Trump solo un factor de campaña o estamos ante un nuevo ciclo de desglobalización? La respuesta, como siempre, está en el próximo movimiento.
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