Este domingo, 5 de mayo, se conmemoró el Día Mundial contra el Cáncer de Vejiga, lo que sugiere una concientización masiva acerca de este tipo de cáncer, su incidencia, diagnóstico y tratamiento. Aunque, sobre todo, la importancia de su prevención.

En Argentina, cada año se diagnostican cerca de 4.000 casos además de ser el quinto tipo de cáncer más frecuente en varones. En este sentido, se ubican en primer lugar los tumores de próstata, y luego de colon, pulmón y riñón respectivamente. En cuanto a las mujeres, se trata de uno de los cánceres menos frecuentes ocupando el 15° lugar.

Cáncer de vejiga: síntomas

Sangre en la orina, orinar frecuentemente, dolor al orinar, infecciones urinarias, obstrucciones urinarias y dolores en la espalda o en la pelvis son algunas de sus posibles manifestaciones. Es por ello que los especialistas advierten sobre la importancia de prestar atención a estos síntomas y signos que ameritan realizar una consulta con el médico de cabecera, ya que podrían estar indicando la presencia de esta enfermedad y su detección y tratamiento tempranos mejoran considerablemente el pronóstico.

En tal sentido, el Dr. Carlos Silva, Coordinador Médico y co-coordinador Psicosocial de la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (LALCEC), explicó: "Si bien en general el cáncer de vejiga suele no dar síntomas hasta encontrarse en estadios avanzados, aquellos síntomas a los que deberíamos estar atentos y ameritan la consulta sin dilaciones son orinar con sangre en forma indolora y con coágulos y síntomas de irritación vesical (orinar muchas veces, ardor al orinar, obstrucción urinaria y dolor pélvico). Estos pueden aparecer una vez y luego no reaparecer o hacerlo recién después de mucho tiempo, por esa razón no se debe demorar la consulta médica esperando ver si se repiten”.

La importancia de la prevención

Los factores de riesgo son diversos y coinciden con gran parte de consideraciones para prevenir otras enfermedades: El tabaquismo, antecedentes familiares de este tipo de cáncer, la exposición constante a pinturas, metales o productos derivados del petróleo, haber recibido radioterapia en la pelvis o ciertos medicamentos que se usan en la terapia contra el cáncer, beber agua proveniente de un depósito con concentraciones altas de arsénico, entre otros.

De todas formas, los especialistas hacen gran hincapié en el tabaquismo, ya que el mismo se posiciona como el factor de riesgo principal en el desarrollo del cáncer de vejiga. "Es conocida la relación entre el hábito de fumar con el cáncer de pulmón y enfermedades cardiovasculares, mientras que se pasa por alto su asociación con los cánceres del tracto urinario. Los carcinógenos presentes en el tabaco se acumulan en la vía urinaria, especialmente en la vejiga, lo que incrementa significativamente el riesgo de padecer cáncer en esta área; el 50% de todos los casos diagnosticados son secundarios al tabaquismo y una persona que fuma tiene tres veces más riesgo de padecerlo”, afirmó la Dra. Jeanette Burton, médica oncóloga clínica, staff del Servicio de Oncología del Hospital Municipal de Agudos Dr. Leónidas Lucero, de Bahía Blanca.

Cómo llegar al diagnóstico

En 9 de cada 10 casos, el cáncer de vejiga se presenta a partir de los 55 años, con una edad promedio de 70. No hay actualmente métodos de screening, como sí sucede por ejemplo con los de mama, cuello uterino, próstata o colon. Por este motivo, los expertos sostienen que es clave la prevención, que implica no fumar, buena hidratación, alimentación sana, actividad física y consulta temprana ante la aparición del primer síntoma.

Para confirmar la presencia de esta enfermedad se debe realizar una citoscopía, un estudio mínimamente invasivo a través de la uretra hasta llegar a la vejiga y, de encontrar una lesión sospechosa, se realiza una biopsia. En cuanto a los tratamientos, si el tumor está localizado únicamente en la vejiga, la indicación es la cirugía, generalmente precedida de quimioterapia y/o radioterapia y, eventualmente, inmunoterapia.

Cuando el cáncer de vejiga se encuentra en estadio metastásico, es decir, cuando el tumor sale de la vejiga y se disemina a otros órganos o tejidos, la cirugía deja de ser una opción y se indican directamente tratamientos sistémicos como quimioterapia, inmunoterapia o los anticuerpos conjugados con agentes citotóxicos. Estos pueden darse solos o combinados.

“En los últimos años ha habido grandes avances en el tratamiento de los tumores avanzados de la mano de la inmunoterapia, los anticuerpos conjugados a fármacos y de los tratamientos dirigidos a mutaciones específicas. Todas estas herramientas, nos han permitido mejorar la sobrevida de los pacientes, y hablar hoy de codificación de la enfermedad”, completó la Dra. Burton.

En este aspecto, concluyó con que "los mejores escenarios se dan cuando la detección y el inicio del tratamiento se realizan en forma temprana y el tumor no se ha diseminado, pero estamos muy entusiasmados con los nuevos desarrollos, que nos están permitiendo, aun en estadios metastásicos, contar con herramientas sumamente efectivas”.

 

Fuente: NA.