Hay que remontarse más de 1.500 años para encontrar al primer Papa llamado León, el nombre que eligió Robert Prevost para su pontificado. Se trata de León I, recordado como “el Magno” o “el Grande”.
Italiano, nacido en Toscana en el año 390 y fallecido en Roma en 461, fue el papa número 45 de la Iglesia católica. Reinó desde 440 hasta 461.
Su pontificado de 21 años logró diversos récords: fue el primer obispo de Roma que llevó el nombre de León y primer sucesor de Pedro en ser llamado “Magno”.
Es uno de los dos únicos Pontífices (el otro es Gregorio Magno) que ha recibido, en 1754, por voluntad de Benedicto XIV, el título de “Doctor de la Iglesia”, según informa el sitio Vatican News.
Como teólogo y pastor, fue defensor y promotor del Primado de Roma, dejó a la historia casi 100 sermones y casi 150 cartas, que lo reflejan tanto teólogo como pastor, atento a la comunión entre las diversas Iglesias, sin olvidarse de las necesidades de los fieles.
Animó las obras de caridad en una Roma doblegada por las carestías, la pobreza, las injusticias y las supersticiones paganas. Llevó adelante todas las acciones indispensables –tal como se lee en sus escritos– para “tener justicia con constancia” y “ofrecer amorosamente la clemencia”, puesto que “sin Cristo no podemos nada, pero con Él, podemos todo”, cita el medio especializado.
Uno de los episodios más conocidos de su pontificado fue su encuentro, en el año 452, con el rey Atila que había invadido el norte de Italia y obligó al emperador Valentiniano III a refugiarse en Roma. León convenció a Atila para que no marche sobre el Vaticano y logró la retirada de su ejército tras la firma de un tratado de paz.
Su muerte se produjo el 10 de noviembre del 461 y, según algunos historiadores, León Magno también fue el primer Papa en ser sepultado dentro de la Basílica Vaticana. Aún hoy, sus reliquias se conservan en San Pedro, concretamente en la Capilla de la “Virgen de la Columna”.
El nuevo Papa, el cardenal estadounidense Prevost, nacido en Chicago y con fuertes vínculos con América Latina pues ejerció como misionero en Perú, pidió llamarse León XIV.
El último papa llamado León, el XIII, fue Gioacchino Vincenzo Raffaele Luigi Pecci. Fue el santo padre número 256, durante 25 años, entre 1878 y 1903, hace más de un siglo.
Entre otros méritos que lo acercan al nuevo papa, León XIII reforzó los lazos con la Iglesia estadounidense, fomentando la expansión del catolicismo en Estados Unidos.
Con todo ello, León XIII contribuyó a dotar a la Iglesia de un nuevo protagonismo a escala mundial, reforzado por dos tipos de iniciativas suyas: por un lado, el acercamiento a la Comunión anglicana y a los ortodoxos griegos, que inició la tendencia ecuménica de los papas del siglo XX; y por otro, el impulso de la acción misionera, especialmente en África, resume Wikipedia.
Vivió hasta la edad de 93 años, lo que lo convierte en el tercer papa con más larga vida. En el momento de su muerte, León XIII era el tercer papa con más tiempo de pontificado, solo superado por Pedro (entre 34 y 37 años) y su predecesor, Pío IX (31 años).