Irán ya no permitirá que Rafael Grossi, el diplomático argentino que preside el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), visite sus instalaciones nucleares, ni permitirá la instalación de cámaras de vigilancia en ellas, anunció Hamid Reza Haji Babaei, vicepresidente del parlamento iraní.

La ley, aprobada por unanimidad por los 221 legisladores presentes, determina la suspensión de la cooperación hasta que los centros nucleares y los científicos iraníes estén totalmente protegidos de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y según lo determine el Consejo Supremo de Seguridad Nacional.

La decisión se produce después de que Teherán criticara repetidamente a Grossi durante la guerra con Israel, y tras la suspensión de la cooperación con el OIEA.

Haji Babaei también acusó a Estados Unidos de liderar una guerra contra la nación persa, asegurando que “el núcleo de esta enemistad no son los misiles ni el programa nuclear, sino el pueblo de Irán”.

“El OIEA y su director general son plenamente responsables de esta sórdida situación. La insistencia de Rafael Grossi en visitar los sitios bombardeados con el pretexto de las salvaguardias carece de sentido y posiblemente incluso tenga intenciones malignas”, escribió el canciller iraní, Seyed Abbas Araghchi, en la red social X.

Irán impuso una nueva barrera en su relación con el argentino Rafael Grossi, presidente del Organismo Internacional de Energía Atómica.

La decisión iraní representa una nueva barrera para la relación entre la república islámica y Grossi desde que Israel lanzó su operación con bombardeos estratégicos el 13 de junio, con el objetivo de destruir instalaciones nucleares y asesinar a altos mandos y científicos iraníes. 

Los roces entre el argentino y el Gobierno iraní llegaron a su punto máximo hace una semana, cuando Ali Larijani –asesor principal del líder supremo de Irán, Ali Khamenei–, dijo en una breve publicación en redes sociales sin dar más detalles que Irán haría que Grossi “pagara” una vez que termine la guerra con Israel.

En paralelo, la nación persa presentó una denuncia contra Grossi ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas por “su enfoque sesgado hacia el programa nuclear de Irán”.

El representante de Irán ante Naciones Unidas, Saeed Iravani, acusó al argentino en ese momento de violar “clara y gravemente el principio de imparcialidad” por sus declaraciones contra el programa nuclear de Irán.