La caída del consumo en bares y restaurantes –cayó un 30% interanual– tiene como contracara un aumento del trabajo en negro que en Rosario ronda el 80%. La situación se asemeja mucho a la época post-pandemia, cuando el rubro se había desplomado.

Nos encontramos de vuelta como cuando salimos de la pandemia, con 80 por ciento de los trabajadores de la gastronomía totalmente en negro”, señaló Sergio Ricupero, secretario gremial de la seccional Rosario de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos (Uthgra).

Y aclaró que esta cifra no contempla a los trabajadores subregistrados, lo que agrava el cuadro. En un punto, explicó, se trata de un círculo vicioso que se retroalimenta: clientes que no consumen tanto o directamente no consumen, empresarios que no pueden sostener estructuras y no registran trabajadores, y trabajadores que no consiguen siquiera el sueldo del convenio colectivo.

Consultado sobre la obligatoriedad de la propina, proyecto de ley que no avanzó, Ricupero tampoco ve chances que lo haga a futuro. Al día de hoy, la propina sigue siendo a voluntad del cliente pero, advirtió el gremialista, “cuando el poder adquisitivo merma, merma el consumo, merma la propina”.