Los resultados más recientes de la prueba Aprender Alfabetización, que se llevó a cabo en noviembre de 2024 con una muestra representativa de 91.042 estudiantes de tercer grado en 4.178 escuelas de todo el país, generaron una vez más preocupación entre especialistas en educación. Entre las conclusiones del relevamiento se destaca que menos de la mitad de los alumnos alcanzó el nivel de lectura esperado.
El reporte de las pruebas Aprender, difundido por la Secretaría de Educación de la Nación, indica que un 24,5% de los estudiantes se encuentra “en proceso” de alcanzar el nivel esperado de lectura, mientras que 3 de cada 10 (30,5%) están “significativamente rezagados”. El 45% de los evaluados, en tanto, alcanzó el nivel esperado.
Guillermina Tiramonti, licenciada en Ciencia Política y Magíster en Educación, consideró que “los resultados no son sorprendentes” porque quienes trabajan en educación se topan a diario con estos problemas de lectoescritura. En diálogo con Punto Medio (Radio 2), remarcó que preocupa la postergación del desarrollo de estas capacidades en los alumnos, dado que “hace unos cuantos años los chicos aprendían a leer en primer grado”.

Uno de los apartados contemplados durante las pruebas, que tienen el objetivo de “diagnosticar las habilidades lectoras” de los estudiantes al terminar el primer ciclo de primaria, arrojó la calificación de “lectores incipientes” para un 3,3% de los alumnos, lo que implica que estaban apenas iniciándose en la lectura de oraciones y solo podían leer palabras cuando estaban acompañadas de una imagen representativa.
Dentro del siguiente nivel (Nivel 1) fue agrupado un 8,3% de los estudiantes, que se estaban iniciando en la lectura de textos simples y únicamente mostraron capacidades para extraer información explícita.
En el Nivel 2 se ubican los que comprenden textos simples de forma mayormente literal (18,8%), siendo también capaces de localizar información no central y establecer relaciones de semejanza y diferencia entre un texto y otros.
Sumando estos tres niveles se deduce que 3 de cada 10 estudiantes argentinos de primaria quedan por debajo del nivel esperado de lectura, tras al menos cinco años de escolaridad obligatoria (de sala de 4 a tercer grado). En su análisis de los resultados, desde el Observatorio de Argentinos por la Educación consideraron que 1 de cada 10 estudiantes argentinos de tercer grado “no sabe leer”.
Siguiendo con los resultados, el reporte precisa que uno de cada cuatro estudiantes (24,5%) se ubicó en el Nivel 3 de desempeño, que representa una zona intermedia en la que se ubican aquellos chicos y chicas que pueden comprender textos de mediana extensión de forma literal y que se están iniciando en la lectura inferencial para captar información no explícita.
Un porcentaje similar de estudiantes (26,4%) se ubicó en el Nivel 4. Estos son capaces de comprender textos complejos de forma “literal, inferencial y reflexiva”. Finalmente, el desempeño más destacado es el del Nivel 5 (18,7%), en el que se ubican los estudiantes que ya demuestran facultades para establecer inferencias complejas.
Como sucede con todas las pruebas Aprender, los resultados de aprendizaje se asocian fuertemente con el nivel socioeconómico (NSE) de los evaluados. En este caso, la prueba midió el NSE de las escuelas y no de los alumnos, y sobre este punto reflexionó Tiramonti.
“El porcentaje de chicos que sabe comprender lo que lee aumenta a medida que lo hace el nivel socioeconómico, lo que quiere decir que la escuela reproduce las diferencias de la sociedad cuando, en realidad, está para lo contrario, para permitir que todos los chicos accedan a las mismas oportunidades”, apuntó.

En el quintil más bajo, es decir el de las escuelas más pobres, solo 1 de cada 3 estudiantes (32%) alcanza el nivel esperado de lectura. Mientras que en el otro extremo, en el quintil más alto, la cifra asciende a más del doble: 66,8%. A su vez, entre los alumnos más favorecidos del país, 1 de cada 10 (12,3%) queda por debajo del umbral mínimo (Nivel 3), mientras que de otro lado son 4 de cada 10 (44,4%) quienes no alcanzan ese nivel.
Tiramonti sostiene que una de las razones que explica esa diferencia es que “el nivel educativo de los padres impacta mucho en los resultados educativos de los hijos”, que no encuentran en sus hogares el “capital cultural” necesario para desarrollarse adecuadamente en la escuela.
Estos chicos y chicas, graficó la especialista, “no participan de conversaciones con un código complejo, no tienen presente la lectura y la escritura como un hábito cotidiano en sus casas, ni están familiarizados con la escucha de cuentos”. En esa línea, cuestionó que viendo los resultados queda demostrado que “la escuela no logra reponer esas carencias culturales de los chicos”.

Siguiendo con el apartado del NSE, Tiramonti indicó que es necesario cruzar la información sobre este punto referida a las escuelas con la de los alumnos para poder analizar con certeza si los mejores resultados constatados en escuelas privadas responden a un factor institucional que aplica para todos los casos y no “solamente en los chicos de nivel socioeconómico más alto”.
“Se necesita considerar esos datos para afirmar que la gestión privada es mejor aún con los chicos más pobres”, afirmó.
Por otro lado, puso el foco en repensar no solo las condiciones institucionales del sistema educativo, sino además la forma de trabajar contemplando las condiciones de los chicos y las metodologías aplicadas.
“No es solo el método lo que influye, y no es cierto que los chicos no quieren aprender. Los que no acertamos con la metodología somos nosotros. La escuela ha perdido el foco en la enseñanza, y eso es problemático”, concluyó.
Panorama por provincias
Las pruebas Aprender se inscriben dentro del Compromiso Federal por la Alfabetización, una iniciativa que las provincias y la Nación acordaron en 2024 y que incluyó el diseño de 24 planes de alfabetización provinciales y un plan nacional. El Consejo Federal de Educación, que en abril de este año aprobó los planes de alfabetización para 2025, podría ahora aplicar cambios basándose en los resultados de las pruebas.
Los resultados presentados por la Secretaría de Educación muestran grandes asimetrías entre las provincias, que definen de manera autónoma los métodos de enseñanza de lectura y escritura, aunque jurisdicciones que declaran aplicar métodos similares logran resultados muy diversos.
Según el informe nacional, los mejores niveles de desempeño están en Formosa, donde el 63,6% de los estudiantes alcanza el nivel esperado en lectura. Allí el 37% de los alumnos se ubicó en el nivel más alto (el 5), muy lejos de los parámetros del resto de las provincias (que en su mayoría no superaron el 20%).
En segundo lugar se ubica Córdoba, donde el 58,8% de los alumnos alcanza los niveles esperados (el 29,6% se ubicó en el nivel 5). En tercer lugar queda la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde el 55,5% de los alumnos alcanza el desempeño esperado en lectura (niveles 4 y 5).
En Mendoza, por su parte, el 44,1% de los alumnos alcanzaron los desempeños esperados. Es una cifra similar a la de provincia de Buenos Aires (43,7%) e inferior a la de La Pampa (49,6%). En Santa Fe, en tanto, alcanza el nivel esperado el 41,4% de los alumnos.