Rosario Central le ganó 3 a 1 a Argentinos en Arroyito y confirmó que el Gigante es inexpugnable. El equipo venía con algunas dudas, pero sumó tres puntos de oro en la búsqueda por clasificar a los playoffs y a la próxima Copa Libertadores. Komar, Cervera y Malcorra anotaron para el local. Descontó Ávalos de penal para la visita.

El primer tiempo fue todo del canalla. Hizo gala de su efectividad, se puso en ventaja rápido y metió el segundo aún de manera más veloz. El Bicho ni había entrado en partido y el conjunto rosarino ya tenía dos goles de ventaja. 

Jaminton Campaz fue figura, le complicó la tarde a Di Cesare, que ni salió a jugar el complemento, y asistió a todos para que el Canalla sea más que su rival. 

El crecimiento del equipo volvió a darse en casa y jugó un gran primer tiempo en el Gigante de Arroyito. Malcorra manejó los hilos, O'Connor se asoció bien. 

El partido se abrió a los 13 minutos por un cabezazo de Komar. Todo nació en un gol increíble que falló Malcorra y que derivó en un corner. A la salida de ese tiro de esquina, O'Connor le apuntó a la cabeza del ex Talleres y, de anticipo, puso el primer grito. Su primer grito en el Gigante. 

Argentinos no se dio cuenta de que perdía y Central ya le había hecho el segundo. Campaz bailó a Di Cesare y le sirvió el gol a Tobías Cervera, que también celebró por primera vez en su estadio. 

Central se fue al descanso pensando que tenía todo bajo control. Y en el arranque del segundo tiempo, se durmió. Espinoza cobró un pequeño agarrón de Komar sobre Ávalos y el "9" del Bicho descontó. 

El equipo de Russo había cambiado tres nombres en el entretiempo y les costó acomodarse rápido. Empezó a sufrir un poco porque el Bicho también hizo tres cambios para hacerlo sufrir. 

De todos modos, Argentinos no tuvo puntería en las que tuvo y Central lo liquidó. Una recuperación alta y se volvieron a juntar Malcorra y O'Connor y un rebote fortuito le cayó al "10" canalla que definió brillantemente. 

El partido se fue apagando, no sin sufrimiento para los auriazules, aunque el resultado siempre pareció inmodificable. 

El Gigante sumó su partido número 27 sin derrotas, el equipo de Russo recuperó la memoria en casa y la ilusión vuelve a ser la palabra que habita en casa hincha auriazul. 

Todavía faltan tres partidos y aún hay mucho por jugar, pero Central tiene vivo su doble objetivo. Dependerá de sus ganas de lograrlo, jugando dos veces más fuera de casa y recibiendo a River en el Gigante en poco más de diez días.