Mauricio Javier “Mauri” Ayala (30), presunto jefe de la banda que vende droga al menudeo en una parte de la zona oeste de Rosario, fue acusado este jueves por la Justicia federal y quedó preso. Antes de eso, el joven había montado una curiosa maniobra para saber si era buscado que a fin de cuentas fue estéril.

Los investigadores le atribuyeron ser el dueño de 207 ladrillos de marihuana –169 kilos– que fueron secuestrados por la brigada motorizada de la Unidad Regional II el 28 de enero del año pasado en uno de sus búnkeres, puntualmente el que está situado en Cerrito y las vías del ferrocarril.

Ante el juez Carlos Vera Barros, los fiscales federales Santiago Alberdi y Matías Mené del Ministerio Público Fiscal y el fiscal Matías Scilabra de la Procunar, imputaron al presunto narco de liderar una estructura que se dedica a la comercialización de estupefacientes, robos y balaceras en las inmediaciones de Cerrito y Felipe Moré. 

Ayala cayó el lunes pasado en Roldán, en una casa de dos plantas, donde estaba con sus familiares. Lo arrestó la Central de Inteligencia y Operaciones Especiales de Santa Fe y la Tropa de Operaciones Especiales, quienes hace meses realizaban un seguimiento exhaustivo a cada uno de los movimientos de su entorno

Antes de pisar tierra santafesina, el 27 de mayo pasado llevó adelante una maniobra para saber si era buscado por la Justicia: hizo que uno de sus presuntos soldaditos diga en un procedimiento policial de calle que no llevaba DNI y que se llamaba Mauricio Javier Ayala.

Ese joven fue aprehendido y trasladado a la comisaría 32ª, donde saltó que tenía pedido de captura, uno del fuero provincial que había quedado desactivado y otro del federal, que estaba vigente. Al comprobarse que era otra persona, el demorado dijo que era una “broma” y fue liberado.

Días después de ese hecho, el presunto narco se alojó en un domicilio de Roldán que, sin saberlo, estaba vigilado desde hace tiempo por agentes provinciales que estaban en permanente contacto con la Justicia federal. Al momento del allanamiento, en ese lugar se incautaron dispositivos electrónicos que serán peritados a la brevedad para acceder a su contenido.

La causa federal

Según se desprende del legajo, la organización bajo investigación también está integrada por la pareja del detenido, Gisela Noemí P., y lugartenientes, que ya fueron identificados, que responden a sus directivas. 

De acuerdo al trabajo conjunto entre los fiscales federales y provinciales, se llegó a una hipótesis de que dicha banda podría tener relación con los atentados al Heca, al banco Macro de Lagos y Saavedra, la sede de la Tropa de Operaciones Especiales, una estación de servicio y contra un búnker donde un hombre resultó herido. No obstante, “Mauri” no fue acusado por esos hechos. 

Casualmente, tras los mencionados atentados a edificios públicos fueron imputados tres policías –Marcos Martín Molina, Damián Gerardo Ruiz y Lisandro Emanuel Vera, que están presos– por haber detenido a un joven que era amigo de miembros del clan narco Los Tripi, rival territorial de Ayala. En ese procedimiento, le “plantaron” tres armas de fuego y carteles con mensajes al gobernador Maximiliano Pullaro. Esas pistolas, según se pudo corroborar, habían sido usadas en los ataques a tiros contra la comisaría, la TOE, la estación de servicio, el Heca y un búnker. 

Las pistolas que "plantaron" tres policía a un allegado al clan Tripi.

Esa “jugada”, se cree, fue pensada por “Mauri” porque había responsabilizado a Los Tripi de haber “batido” la información a la Policía para que secuestre los 169 kilos de marihuana en uno de sus centros de acopio. Se investiga si los policías recibieron una suma millonaria para llevar adelante ese operativo ilegal.

El presunto jefe narco de parte de la zona oeste de Rosario fue muy escurridizo desde marzo del año pasado, cuando empezó a ser buscado. En varias oportunidades cambió líneas telefónicas, los vehículos en los que se manejaba y evitó ser localizado en varios allanamientos que se hicieron en el Gran Rosario.

Por otra parte, investigadores policiales detectaron que tiene un estrecho vínculo con Matías Gazzani –jefe de la mediática organización conocida como Los Menores, que está prófugo– y el recluso Francisco “Fran” Riquelme, sindicado como líder de una célula que opera para el narcotraficante Esteban Lindor Alvarado.