La máquina no para. La de Scaloni ya es una de las mejores selecciones argentinas de la historia, para no entrar en polémicas estériles, y sigue arrasando con todo lo que se le pone delante: gana, gana y gana. Con Messi, sin Messi, con Di María, sin él, con un lateral de apuro por las lesiones de los titulares. De cualquier forma.

Se siente segura de sí misma, ganadora y, además, la ayuda un respeto reverencial de los rivales que saben a qué se exponen si salen a cambiar golpe por golpe.

Argentina jugó un gran primer tiempo frente a Paraguay, de lo mejorcito post Mundial sin Di María y sin Messi. Un logro no menor para una selección que se acerca al gran desafío de un recambio muy fuerte, potente. 

Por más que Scaloni se enoje cuando le preguntan sobre la continuidad de Leo en la selección y crea que la prensa lo está retirando, el almanaque no miente y el propio capitán se encargó de aclarar tras ser reemplazado ante Ecuador, que su salida del equipo ahora sería más frecuente. 

“Al final estaba un poco cansado. Seguramente esta no será la última vez que empiece a salir en los partidos”, dijo Messi aquella vez y tras no jugar en la altura de La Paz, estuvo unas semanas sin actividad para no resentirse de una molestia que por su extensión se pareció más a un desgarro que a algo leve.

La de Scaloni ya es una de las mejores selecciones argentinas de la historia

Eso sí, el martes volvió a jugar desde el principio y como si nada hubiera pasado, se puso el equipo al hombro, hizo dos golazos y fue la gran figura de la cancha. Como si el parate y la lesión nunca hubieran existido.

Angelito Di María confirmó el mismo día del partido con Perú, como ya había insinuado unas cuantas veces, que dejará la selección tras la Copa América (en Central lo esperan con los brazos abiertos y todo parece indicar que el año que viene el regreso será posible) por lo que, que el equipo dé señales de juego de conjunto competitivo sin sus estrellas es todo un mensaje reparador, tranquilizador.

Frente a Paraguay, Scaloni logró lo que todos los técnicos sueñan: reemplazó con funcionamiento la ausencia de las individualidades determinantes. Y por eso aquel primer tiempo ante los guaraníes tiene un valor preponderante que va mucho más allá del resultado.

Contra Perú volvió a desplegar casi todo su potencial, reguló todo, controló todo y puso al rival en el papel de partenaire absoluto a pesar de que tuvo que mover piezas de apuro por lesiones. Una muestra más de que el funcionamiento está por encima de las individualidades, un ideal que cualquier cuerpo técnico busca y muy pocos consiguen.

Mientras transita el inexorable paso del tiempo, la selección va construyendo una estructura sólida que la pone al tope del mundo futbolero con rendimientos que superan los que los futbolistas tienen en sus propios clubes, un mérito invalorable y una garantía a largo plazo para que el recambio sea lo menos traumático posible.

Y así es, todo transcurre en el mejor de los mundos, con cada pieza encajando perfectamente en un sistema que se fue robusteciendo con resultados y se consolidó en Qatar 2022.

“Tenemos grandísimos jugadores y hay un estilo de juego muy marcado, que nos gusta mucho”. Que siga así Leo.