Sinéad O'Connor estuvo así de cerca de presentarse en Rosario. La fecha anunciada era el 9 de junio de 2015 en City Center Rosario. El recital se suspendió por problemas personales y, con esa cancelación, se mancaron las ganas de verla vivo. Era la oportunidad de ver a la irlandesa de voz sobrehumana acá, a una distancia en colectivo urbano de tu casa.

Antes de ese concierto que no fue, Sinéad O'Connor dialogó con Rosario3. En la entrevista –publicada el 29 de mayo de 2015–habló de su por entonces último disco, I'm not bossy, I'm the boss, de cómo la industria musical trata a las mujeres que quieren manejar su carrera, de sus canciones, de cómo aprendió a cantar y, también, de lo más complicado de ser mujer, transitar la mediana edad y estar de gira: “Menstruar”.

"Dejo que las emociones me lleven a las notas musicales", fue el título de la entrevista. A continuación, la charla telefónica entre Rosario y Dublín.

Un cambio en la jornada previa hizo que la nota pautada para las 17.30 se corriera a las 18.45. ¿Qué hora es donde quiera que esté? Europa, 22.45. La logística previa incluyó el llamado desde un teléfono y la transferencia al estudio de grabación dispuesto para la entrevista con Sinéad O'Connor. Sonó el interno. El apuro empujó un "hola" que recibió otro como respuesta: “Holaaa”.

La mudez en un parpadeo encadenó recuerdos que fueron de la curiosidad en la batea por la tapa de El león y la cobra (1987) –“¿Quién es esta pelada enojada? Me llevo el vinilo”– hasta la fecha. Quedaban 9 minutos y 59 segundos de charla. Mejor apurar las preguntas.

O'Connor se encuentra en medio de una gira europea en la que presenta su nuevo disco I'm not bossy, I'm the boss. Esa misma serie de presentaciones la traerá por primera vez a Rosario –y a la Argentina– el próximo martes 9 de junio, en City Center, Circunvalación y Oroño.

En la entrevista con Rosario3.com, la vocalista habló del setlist del recital –con “canciones de distintos discos”–, de las inspiraciones que puso en juego para la última placa –blues de Chicago y guiones ajenos–, de la multiplicidad de caracteres que habitan en sus temas, de lo difícil de girar cuando sos “una mujer de mediana edad” y de cómo aprendió a cantar: "Dejo que las emociones me lleven a las notas".

—¿Cómo será el show de Rosario?
—Vamos a tocar canciones de distintos discos porque no hemos tocado antes en Sudamérica, más allá de Chile. Pero no vamos a hacer temas de todos los discos porque, de lo contrario, daríamos un show de dos días.

—¿Y cómo elegiste este setlist?
—He estado girando por años y, bueno, siempre estoy organizando el setlist. Estoy en medio de una gira ahora, así que es el mismo listado de canciones que hemos estado haciendo en Europa.

—Para hacer I'm Not Bossy, I'm the Boss te inspiraste en el blues de Chicago, ¿De qué modo?
—Sí, me refiero al modo de componer las canciones. Eso es lo que aprendí de la gente del blues. Puse mucha atención a lo que ellos tenían para decir sobre cómo escribir canciones. Creo que con el blues no sólo tenés que escuchar, sino prestar atención a lo que la gente del blues hace. Su modo de escribir canciones es lo que ha influenciado el mío, pero no así con el sonido del disco.

—Alguna gente te ha enviado guiones para que escribas la música de sus películas, ¿verdad?
—Sí, y de hecho eso ha cambiado el modo en que escribo mis canciones. El hecho de imaginarme personajes todo el tiempo, incluso imaginarme a mí como un personaje, es algo que me da mucha más libertad de la que Sinèad tiene en realidad.

—Eso de jugar con los personajes guarda alguna relación con la decisión de elegir la foto de “I’m not bossy...”
—No, debo ser honesta: se trata de un recurso publicitario; nada más. Las canciones del disco responden a personajes, pero soy yo. Es un disco romántico y cada canción se supone que muestra, desde distintos lugares, a la mujer en una relación, en el amor, el romance, el sexo, con un hombre o lo que sea. Dentro mío es probable que haya, románticamente hablando, unos doce tipos de mujeres. Y es lo que trataba de mostrar. La foto de refleja una de las canciones del disco; el tema se llama "James Brown". Y se supone que la foto soy yo luciendo como ese personaje. Pero, bueno, fue todo un truco publicitario para hacer que la gente hable del disco. Porque nadie me había visto de ese modo, ni con cabello, ni remotamente sexy.

—Pero son sólo estereotipos...
—Lo sé. Y es porque nunca nadie me había visto en ese estereotipo que iban a hablar. Había decidido sacar fotos y se suponía que esta no iba a ser la portada. Hice dos fotos con fines publicitarios y mi idea era que si la gente veía esas fotos las iba a comprar porque nunca me habían visto así. Esa es la única razón por la que lo hicimos. Pero después, cuando la compañía tuvo todas las fotos, quiso usar esta para la portada.

—Muchas veces te tildaron de loca, quizás porque es más sencillo llamar así a una mujer que pelea. ¿Cómo te afectó eso?
—He aprendido a tomarlo como un cumplido.

—A propósito, elegiste usar la palabra “bossy” (término despectivo para llamar a una mujer que puede entenderse como “mandona”).
—El modo en que funciona la industria musical tiene ciertos principios básicos y uno de ellos es que los artistas somos tratados como si trabajáramos para la gente que, en verdad, trabaja para nosotros. De este modo, no alientan a los artistas a que sean tratados como si fueran los jefes. Del mismo modo, tampoco se los alecciona para que se comporten como si fueran los jefes. Y esto se ve exagerado cuando el artista es una mujer. Entonces, cuando la artista le da instrucciones a su carísimo abogado, él la suele ignorar. O cuando una artista le pide a su también carísmo contador ver algunos documentos, este le contesta seguido que, en realidad, “ella no necesita verlos”. De hecho, he vivido estas situaciones en mi trabajo y las experimentaba justo cuando apareció la campaña “Ban Bossy” (Nota: La campaña “Ban Bossy” es una iniciativa de interés general lanzada en Estados Unidos para estimular el liderazgo en las niñas. La movida alienta eliminar la palabra “bossy” o mandona). Entonces, cambié el título de mi disco, tenía otro originalmente (The Vishnu Room, uno de los temas de la placa). “Ban Bossy” llegó en el momento justo en mi vida porque me ayudó a tomar el control como jefa, a actuar como jefa y a esperar ser tratada como tal, aunque a muchos no les guste.

—¿Qué es lo más duro de ser una mujer en la industria musical?
—Menstruar en las giras. Quiero decir, ser una mujer de mediana edad y menstruar en las giras, que es algo completamente distinto.

—Estás escribiendo una autobiografía…
—No, no es una autobiografía sino mis memorias..

—¿Cómo surgió la idea y qué tan avanzado está el proyecto?
—La idea surgió porque tengo una web en la que escribo con cierta regularidad una suerte de diario de gira. Entonces, la editorial se contactó conmigo después de leer lo que hacía y me preguntaron si podía escribir mis memorias. Estoy a mitad de camino.

—¿Cómo aprendiste a cantar?
—Tenía una maestra cuando era joven y lo que me enseñó es algo muy simple: las emociones te llevan a las notas musicales. Entonces, si hacés las cosas bien en el escenario, estás sintiendo. Tu trabajo es como el método de actuación de Stanislavski, es lo mismo que hacen los actores, sólo que cambiás de personaje cada tres minutos. Sentís que realmente está pasando. Eso es lo que yo hago. Lo intento todo el tiempo.  Pongo todo mi esfuerzo antes de un recital, y durante, también.