“Creí que no iba a poder cantar hoy”, confió Caetano Veloso al público que desde hacía algunas semanas había agotado las localidades del teatro El Círculo para asistir el último domingo al segundo de los dos conciertos en la Argentina de la gira Meu Coco, nombre de su último disco.

De algún modo, el alivio de la sala –este podría ser el último tour del artista bahiano– y las “disculpas si no sale mi voz” que ofreció luego llevaron el concierto a otro plano: una instancia irrepetible que agigantó el ya generoso arte del encantador tropicalista.

Ana Isla / Rosario3

Al cabo de casi una hora cincuenta de recital y amparado en un quinteto que podría resumirse en “una banda de sutilezas”, el artista de las ocho décadas hilvanó samba, bossa, soul, funk, pop, jazz y guiños a la música electroacústica.

El listado de canciones fue de “Meu Coco” a “A bossa nova é foda” y de “You dont’ know me” a “O Leãozinho”, pasando por “Não vou deixar”, “Trilhos urbanos”. El recorrido discográfico también incluyó “Cajuína”, “Reconvexo”, “Baby”, “Menino do Rio”, “Sem samba não dá”, “Lua de São Jorge”, “Mansidão” y “Odara”.

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Organizada en una suerte de V –con el ángulo convexo hacia la platea– y Caetano parado en una bisectriz imaginaria, la banda estuvo integrada por “el niño genio” Lucas Nunes (guitarra, teclado y voces), Alberto Continentino (bajo eléctrico), Rodrigo Tavares (teclados), Kainã do Jêje y Pretinho da Serrinha (ambos en percusión y batería). En tanto que como telón de fondo se proyectó –y pendió– un forma geométrica de la Bauhaus.

A lo largo de la noche hubo citas a Rita Lee, al violoncelista Jaques Morelenbaum –a quien se refirió como “una escuela para vencer su timidez musical”–, a Mercedes Sosa –con palabras de admiración hacia la Negra– y a Violeta Parra, de quien interpretó “Volver a los 17”, una canción a la que definió como “sagrada”.

Caetano Veloso
Ana Isla / Rosario3

“Tengo alma de cineasta, aunque no tenga vocación física de tal”, afirma Caetano en un “documento” que ofrece detalles de Meu Coco como “espectáculo”. En él se indica que el boceto escenográfico del show ofrecido en la ciudad (y en toda la gira) pertenece a Hélio Eichbauer, que la puesta fue revisada por Luiz Henrique y que luego fue adaptada "a las líneas sonoras" por Joseph Albers.

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En el montaje final, las seis décadas de historia musical de Veloso pueden expandirse o comprimirse, según lo decida el artista: alguien irrepetible que puede mirar al pasado con apetito de futuro.

José Galvano abrió la noche poco antes de las 20 con un set acústico al que se sumó en un pasaje el también cantautor Germán Roffler. El artista rosarino ya había teloneado al músico brasilero en la anterior visita a la ciudad.