Ricardo Albertengo tiene 51 años, cumple una condena de 37 por homicidio y afronta un pedido de prisión perpetua porque, en una salida transitoria, volvió a matar. Por primera vez desde el penal de Piñero habló con El Tres y, ante el debate sobre el rol integral del Servicio Penitenciario, fue contundente: “La cárcel no rehabilita y un caso claro es el mío”.

Albertengo habló con el periodista Roberto Caferra, que abordó el tema este miércoles en su programa Viceversa, y dijo que la vida, para cada preso, es “una lucha por mantenerse íntegro como ser humanos” e intentar, “aún en la adversidad, mantener proyectos”.

“Yo soy una persona que por convicción vivió del delito”, reconoce, pero sostiene que “el 90 por ciento de los internos”, por educación y contexto, no tuvo muchas alternativas. “Y después, acá vivís una pesadilla conciente el resto de tu vida”, expresó.

Criticó que de “lo único” que se encarga el Servicio Penitenciario “es de la custodia, evitar que el interno se escape”, pero que de ninguna manera cumple una tarea de contención y preparación para una eventual salida.

“Es traumático. Acá uno pierde todo, incluso la esencia humana si uno deja que eso ocurre. La cárcel no te provee de nada bueno, sólo de gente conocida que el día de mañana, afuera, te va a ofrecer un mismo camino, el del delito”, ahondó.

Albertengo dijo que lo que él intenta cada día es mantenerse “aséptico” porque “si no, convertís en un verdadero monstruo”. “Éste es un lugar de deshumanización, el sistema está preparado para que uno pierda su condición humana”, insistió.

“Sé de pibes que han pasado por este lugar y después lograron mantenerse en una vida libre de delitos, pero no ha sido mérito del gobierno ni del Estado. Si hay algo que no hay acá, es una contención”, advirtió.

Sobre su caso, de tener algún día la oportunidad de recuperar la libertad, dijo que le gustaría “trabajar de lo de siempre”, en relación a oficios vinculados a la actividad física o a la salud. “Quisiera ingresar a la facultad, llevo dos años solicitándolo. Quiero estudiar Medicina, ya que tengo una tecnicatura en salud”, contó.

En 2010, Albertengo recibió la pena de 37 años de prisión por secuestro seguido de homicidio –en 1994 mató a un rehén en bar–, mientras que el año pasado, en una salida transitoria, también protagonizó un asalto tras el cual disparó y mató a un policía que intentaba seguirlo, en Corrientes y Tucumán. Por eso ahora afronta un pedido de reclusión perpetua.

Opinión casi unánime

En tanto, en la encuesta lanzada en Twitter por Viceversa durante el desarrollo del programa, el 94 por ciento de los participantes opinaron que la cárcel no rehabilita a los presos, mientras que apenas un 6 por ciento cree que sí.


Por su parte, Pablo Cococcioni, secretario de Asuntos Penitenciarios de la provincia y también entrevistado por Caferra sobre el tema, aclaró que “la cárcel es un medio del Estado para hacer frente a la delincuencia” y que “cuando un juez impone una condena, le está retribuyendo al delincuente el delito cometido”.

En ese sentido, puso en un lugar secundario el rol de la rehabilitación del recluso. Dijo que ese deber se intenta ejercer “en caso de que sea posible –según antecedentes y comportamientos de cada interno– reducir el riesgo de que reincida al salir”.

Sobre las polémicas salidas transitorias, el funcionario señaló que “una función de la cárcel es también dictaminar en contra y no concederlas tan fácilmente”.

El programa completo de este miércoles