El monte Everest vive una de sus temporadas más trágicas. Comerciales y polémicas. En solo una jornada hubo una cola de 200 montañistas que esperaron por hacer cumbre, ya agotados por el esfuerzo físico y bajo crudísimas condiciones climáticas. Muchos critican la cantidad de permisos que se habilitan por temporada, y la proliferación de organizaciones de guías que prometen a un ascenso “rápido” a cambio de unos cuantos miles de dólares. En la última inspección a la montaña, se hallaron cuatro cadáveres. Se cree que hay unos 300 cuerpos enterrados en la nieve.

Según publicó el diario Marca, la insólita imagen del Escalón Hillary atestado de alpinistas fue tomada por Nirmal Purja el miércoles pasado y desató el enojo de muchos montañistas avezados que consideraron que se ha pervertido el espíritu de las grandes cumbres.

"Las expediciones comerciales han prostituido la montaña", se quejó, por ejemplo, Juanito Oiarzabal. El alpinista vasco fue la sexta persona en el mundo en ascender las 14 montañas de más de 8.000 metros que hay en la Tierra. Es decir, sabe de lo que habla.

El Departamento de Turismo de Nepal emitió este año 378 permisos de escaladas para esta temporada, un récord histórico desde la primera ascensión exitosa al Everest en 1953.

A la foto del miércoles, tomada desde la cara nepalí, se le agrega el hallazgo de al menos cuatro cadáveres, alpinistas todos ellos que murieron en su intento por llegar al “techo del mundo”, como se llama a la cima del Everest de 8.848 metros.

De esos muertos, al menos dos eran montañistas que fallecieron esta semana por el agotamiento y el poco oxígeno. La india Kalpana Das, de 52 años, llegó a lo alto, pero murió el jueves por la tarde, cuando bajaba. Otro montañista indio, Nihal Bagwan, de 27 años, también falleció en el descenso.

"Estuvo bloqueado en el embotellamiento durante más de 12 horas y estaba agotado. Unos guías sherpa lo trajeron al campo 4 y allí murió", relató Keshav Paudel, de la agencia Peak Promotion.

El abarrotamiento en los ochomiles supone un gran peligro para los alpinistas y sus sherpas, ya que cada minuto es importante cuando uno depende de una botella de oxígeno para sobrevivir y les puede alcanzar la noche.