Este viernes se presentó por decinovena vez, la obra de teatro “Cuánto tiempo es un tiempito”, inspirada en un proyecto de divulgación de derechos que cumple diez años.

La obra escrita y dirigida por el juez de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Rosario, Marcelo Molina, salió a escena varias veces en la ciudad de Rosario, pero también salió al encuentro de otros públicos en las ciudades de Santa Fe, Junín, San Martín (provincia de Buenos Aires), Rafaela, Venado Tuerto, Mar del Plata, Totoras y San Lorenzo, siempre con entrada libre y gratuita.

Nunca habríamos llegado a tanta cantidad de gente con charlas dadas por jueces.

El proyecto «Cuánto tiempo es un tiempito» empezó a tomar forma como tal a partir de la pregunta de Luli –una niña cuya situación familiar dependía de una resolución judicial– pero ya habíamos empezado con la divulgación de derechos. Esa fue siempre la idea rectora de esto que hacemos. Con el paso del tiempo el proyecto fue tomando aristas distintas y terminó en esta iniciativa de llevarlo al teatro, donde rindió frutos enormes. Nunca habríamos llegado a tanta cantidad de gente con charlas dadas por jueces”, relató Molina en diálogo con el programa A la Vuelta (Radio 2).

Pero lo efectivo de la obra teatral, cuyo elenco fue cambiando a lo largo del tiempo, es que está planteada con fines didácticos, por eso, a su término se promueve un debate con el público acerca del tema. “La devolución de la gente es espectacular. La obra de teatro dura media hora y en algunos casos, ha provocado debates posteriores que se extendieron una hora y media”, afirma Molina y explica que si bien la primera vez que salieron al escenario, lo hicieron sin asesoramiento, después, cuando salió el desafío de hacerla en la sala Lavardén, recurrieron al actor y profesor Emanuel Gardini.

La demora de los trámites judiciales es un problema sistémico que excede al Poder Judicial.

La obra gira en torno a los trámites judiciales, los tiempos que conllevan y el impacto de las demoras en la vida de las personas que acuden a tribunales para obtener una respuesta, y en ese sentido, el juez aclaró que la demora de los trámites judiciales es un problema sistémico que excede al Poder Judicial y está relacionado con la carencia de infraestructura y de personal, entre otras causas.

“Pero yo creo que hay que trabajar con lo que tenemos. Obviamente que tenemos que procurar algo mejor, pero tenemos que trabajar con lo que tenemos. A veces se logra, gracias a la voluntad, hacer las cosas más expeditivas, pero en otras ocasiones –advierte–un superior debe revisar lo que dice un juez de primera instancia y eso lleva sus tiempos”.

En 2017, ingresaban 5 mil expedientes por año; ahora, están ingresando 7 mil y el 50 por ciento son casos de violencia familiar.

“El Poder Judicial de hoy no es el mismo de hace treinta o cuarenta años. De hecho, cuando me fui del Juzgado de Familia, en 2017 –apunta Molina– ingresaban 5 mil expedientes por año; ahora, están ingresando 7 mil y el 50 por ciento son casos de violencia familiar”.

Las cifras son elocuentes y dan cuenta de una concurrencia creciente de las personas al Poder Judicial para demandar por el servicio de justicia. Los cambios son notorios y dan la pauta, entre otras cosas, del conocimiento que la gente tiene acerca de sus derechos, lo cual hace que se presenten a demandar; del accionar de las organizaciones sociales que trabajan asesorando y acompañando a las víctimas de violencia de género y por sobre todo, al aumento de los hechos de violencia.