Mientras el FMI aterrizó en Buenos Aires para revisar las cuentas argentinas, el Gobierno asegura que la intervención en los mercados de dólar futuro fue acordada con el organismo. En simultáneo, la calificadora Moody’s y el índice MSCI decidieron no mover ficha: la nota de la deuda argentina sigue en el subsuelo, pero el mercado local no reaccionó con sobresaltos. La calma, al menos por ahora, se sostiene.
A contramano del letargo institucional, el sector privado toma impulso. Córdoba lanzó una ambiciosa colocación por USD 800 millones en Wall Street, buscando fondeo internacional para financiar proyectos de infraestructura. También el laboratorio nacional Elea, que acaba de cambiar de nombre y anunció una inversión de USD 50 millones en su planta para ampliar su capacidad de producción.
En el frente del consumo, la historia es otra. Con el fin de Cuota Simple, los privados salieron rápido a ofrecer alternativas de financiamiento con tarjeta de crédito en hasta 12 cuotas, aunque con condiciones que pueden variar según el rubro y la entidad financiera. Paralelamente, el Banco Nación anunció un plan de ajuste que incluye el cierre y fusión de sucursales, en una estrategia orientada a reducir costos operativos.
El ahogo no termina ahí: desde julio regirán nuevas restricciones al consumo con tarjeta en el exterior, sumando controles que afectarán tanto a turistas como a quienes compran productos o servicios online fuera del país.
En tanto el gobierno manifestó que su intervención reciente en el dólar futuro se realizó en “A3” (mayo) con acuerdo del organismo, y el Banco Central vendió más de USD 1.500 millones ese mes —la posición vendida alcanzó casi USD 1.946 millones, nivel más alto desde octubre de 2023— para proteger a los inversores.
Este marco coincide con un dólar que se asienta en niveles bien distintos según el tipo: el blue opera cerca de $ 1.230, mientras que los dólares financieros están en el MEP en $1.184–1.186 y el CCL en torno a $1.183–1.190, ampliando las brechas con el oficial .
En los mercados de commodities, la demanda varía por clima y dinámica mundial. En Rosario, la soja subió a $319.500 por tonelada, maíz a $ 202.000 y el trigo a $232.400.
En otro frente caliente, los empresarios del sector de cruceros que operan en la región solicitaron pagar una tarifa diferencial en la Hidrovía, advirtiendo que los costos actuales atentan contra la competitividad del sector turístico fluvial, especialmente en rutas que pasan por Rosario.
El resultado de esta foto es un país con el rating financiero congelado, nuevas reglas para gastar y señales cruzadas entre el ajuste público y la expansión privada. Una Argentina que camina mientras intenta mantener el equilibrio entre el recorte y la reactivación, entre la austeridad y la búsqueda de dólares frescos.
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