La unión del cuerpo y el alma es una herramienta para buscar y paulatinamente lograr el equilibrio. El yoga es una práctica milenaria que, en todas sus facetas, aporta beneficios a quien la practica y replica este bienestar.

Existe una serie de prácticas de yoga que surgen en función de las necesidades y los deseos de quienes las llevan a cabo. Una de estas es el denominando Yoga Iyengar, el cual marca tendencia en la actualidad. Esta práctica fue fundada por Bellur Krishnamachar Sundararaja Iyengar, también conocido como Yogacharya BKS Iyengar.

 

¿Qué es el Yoga Iyengar?

 

El Yoga Iyengar es una rama del Hatha Yoga. Los practicantes cercanos al creador de este método, B.KS. Iyengar (cuyo instituto está en la ciudad de Pune, India), comenzaron a nombrar al método por el apellido de su Maestro. Hoy ya es reconocido internacionalmente como “Yoga Iyengar”.

Es un yoga que se caracteriza, en primera instancia, por el énfasis en la alineación física. La correcta ubicación de huesos y articulaciones otorga mayor estabilidad permitiendo el desarrollo armónico de los músculos, y logra a través de esa alineación que las energías vitales circulen libremente.

Entre las innovaciones del Maestro Iyengar se encuentra el uso de elementos (sillas, cinturones, sogas, almohadones, etc.), que hace accesibles los beneficios del yoga a todos.

Sus principales características:

 

- Precisión: la gran cantidad de detalles técnicos que progresivamente se incorporan a los asanas y el pranayama (posturas y técnicas de respiración) es uno de los grandes aportes de BKS Iyengar al yoga. La definición de cómo participa cada parte del cuerpo en los asanas es la que crea los alineamientos y simetrías y una postura correcta y exacta.

- Intensidad: en este método, la intensidad y la precisión van siempre unidas, permitiendo una práctica intensa con todas las garantías. Intensidad no significa violencia, dureza o agresividad.

- Dinamismo: el dinamismo se encuentra siempre presente: durante la realización de la postura se revisan los detalles sin dejar que la inercia o la pasividad se instalen.

 

¡Namaste!