La cerámica vuelve y lo hace con fuerza. Ha pasado de ser algo antiguo, casi un arte denostado, a convertirse en una de las tendencias más buscadas en decoración de interiores.

Este arte milenario consiste básicamente en modelar a partir de distintos métodos para así poder dar vida a una infinidad de objetos decorativos, artísticos o utilitarios.

 

Este material natural puede adoptar diferentes colores e infinidad de formas por lo que resulta un adorno espectacular para cualquier espacio, no solo para la cocina o los espacios exteriores, sino también para darle un estilo sofisticado a tu baño o incluso tu lugar de trabajo.

Actualmente, la técnica más utilizada es la de modelado a mano y la alfarería, la cual se basa en dar forma a la arcilla pero con el torno.

 

Es fácil de aprender, hay que hacerlo con armonía, buen gusto y creatividad. También se necesita paciencia y respeto hacia los procesos para poder disfrutar de una pieza terminada.

El proceso de secado es indispensable para una creación óptima. Necesita reposar tapado durante casi 10 días, la clave está en que no se agriete. Luego pasa al horno (cuando se trabaja con cerámica fría) durante casi 24 horas a una temperatura a 1040 °C. A ese resultado, se lo llama bizcocho, después vuelve nuevamente al calor y una vez que sale, ahí es cuando está listo para esmaltar y hacer el acabado final.

 

¡Manos a la obra!