El director del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular de la Fundación Favaloro, Oscar Mendiz, explicó a Télam que "la enfermedad cardíaca es la principal causa de muerte en el mundo occidental", precisó que "un infarto puede matar bruscamente por una arritmia, pero eso también es poco probable", y aseguró que "lo más común es que la persona sobreviva al infarto y después, de acuerdo con la cantidad de infartos que tuvo o al tamaño de las cicatrices que dejaron, a la larga se termina con un corazón dilatado".

"Si a la corta no te mata la arritmia, a la larga te mata una falla crónica del corazón, a cualquiera nos puede pasar en cualquier momento de la vida, en parte por factores hereditarios y en parte por cuánto nos cuidemos", subrayó.

A modo de prevención, mencionó, en principio, conocer los antecedentes de riesgo hereditarios, que se pueden consultar con padres, abuelos, tíos o hermanos.

"La segunda es saber si uno tiene hipertensión arterial, uno de cada cuatro argentinos es hipertenso, por lo que la posibilidad es altísima; otro factor es la diabetes o el colesterol, que también pueden afectar a los niños; también la obesidad y el sedentarismo son dos pandemias que ya asolaban el mundo antes de que llegase el coronavirus", explicó.

En otro orden, Mendiz mencionó a la depresión y la soledad como "dos factores que afectan mucho a la salud del corazón y que en este contexto de pandemia intensificaron su incidencia".

El especialista recordó los chequeos anuales que se deben realizar, que incluyen un electrocardiograma, un análisis de laboratorio, control de peso y presión arterial, y "a medida que uno crece o si va a hacer deporte hay que hacer sí o sí una prueba de esfuerzo".

Mendiz completó: "Por más que un persona sea joven y deportista, si no se cuida el corazón va a limitar sus años y su calidad de vida. Hay que empezar desde los chicos a enseñar hábitos saludables".

El presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología, José Luis Navarro Estrada, señaló a esta agencia que la insuficiencia cardíaca se caracteriza por "síntomas retrógrados como sangre en el pulmón y retención de líquido".

Como prevención, recomendó una "alimentación saludable, el control arterial y del colesterol que junto con ejercicio lleva en general a que la causa no se desarrolle".

"Hay que controlar todos los factores de riesgo como diabetes, sedentarismo, obesidad. El 60% en la Argentina tiene sobrepeso y el 30% obesidad", apuntó.

Al resepcto, resaltó que "esto se debe a los cambios de alimentación por el tema de la pobreza, donde se consume mucha harina y en los sectores medios mucha grasa"

"En la pandemia hubo un descuido general y hay una epidemia de obesidad", manifestó.

El especialista destacó que "se logró bajar el tabaquismo bastante" aunque "se descontroló el síndrome metabólico, la ingesta de comidas inadecuadas y la reducción de actividad física".

"Hubo una reducción de mortalidad de infarto, pero lo que se ganó por el lado del tabaquismo e hipertensión se perdió por el sedentarismo, la diabetes y el colesterol", aclaró.

Navarro Estrada precisó que "un tercio de las internaciones cardiológicas son por insuficiencia cardíaca, otro tercio por enfermedad coronaria y el otro tercio por enfermedades diversas como arritmia o síncopes".

"La insuficiencia cardíaca producto de la toxicomanía, enfermedades virales o idiopáticas (causas desconocidas) son propias de las edades tempranas de la vida, con un promedio 40 años", aseguró.

Por último, señaló que durante la pandemia "hubo muchas menos consultas" relacionadas al corazón.