Según un reciente estudio perteneciente a la Escuela de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte (UNC) en Estados Unidos, los pacientes con diabetes mellitus tienen más probabilidades de desarrollar infecciones por bacterias resistentes a los antibióticos. Sucede que el entorno microbiano de quienes padecen esta patología favorece la aparición de mutaciones resistentes. Los resultados se publicaron en Science Advances.

Una de las principales causas de infecciones y muertes vinculadas a la resistencia a los antibióticos es el Staphylococcus aureus. A su vez, es la infección bacteriana más común entre los pacientes diabéticos. Esta enfermedad crónica, que afecta el control de los niveles de azúcar en sangre, reduce la capacidad del organismo para combatir infecciones.

"Observamos que la resistencia a los antibióticos emerge mucho más rápido en modelos diabéticos que en modelos no diabéticos de la enfermedad", explicaron. Y añadieron: "La interacción entre las bacterias y la diabetes podría ser un factor clave en la rápida evolución y propagación de la resistencia a los antibióticos que estamos presenciando".

La importancia de controlar la glucosa

La diabetes provoca una acumulación de glucosa en la sangre, lo que alimenta al Staphylococcus aureus y le permite reproducirse más rápidamente. A su vez, el sistema inmunológico debilitado de los pacientes diabéticos dificulta la eliminación de las bacterias, facilitando su crecimiento sin control. A medida que aumenta el número de bacterias, también lo hace la probabilidad de que aparezcan mutaciones resistentes a los antibióticos.

A través de la utilización de un modelo murino para investigar cómo la diabetes influye en la eficacia de los antibióticos, los investigadores infectaron a ratones diabéticos y no diabéticos con S. aureus y los trataron con rifampicina, un antibiótico al que las bacterias desarrollan resistencia rápidamente.

Tras cinco días de tratamiento, los resultados fueron claros: la rifampicina tuvo poco efecto en los modelos diabéticos. Al analizar las muestras, los investigadores encontraron que las bacterias habían desarrollado resistencia al antibiótico, con infecciones que contenían más de cien millones de bacterias resistentes. En cambio, en los ratones no diabéticos no se detectaron bacterias resistentes.

Aún así, el hallazgo más sorprendente fue la rapidez con la que ocurrió la mutación: en solo cuatro días, la bacteria resistente dominó la infección en los ratones diabéticos. Sin embargo, al administrar insulina para reducir los niveles de glucosa en sangre, los investigadores lograron frenar el crecimiento bacteriano y disminuir la aparición de mutaciones resistentes.

"Controlar la glucosa en sangre se vuelve crucial", afirmaron. Y agregaron: "Cuando administramos insulina a los ratones, normalizamos sus niveles de azúcar y no observamos esta proliferación rápida de bacterias resistentes".

Los expertos planean ampliar su investigación a pacientes humanos, tanto diabéticos como no diabéticos, y explorar la resistencia a otros tipos de bacterias, como Enterococcus faecalis, Pseudomonas aeruginosa y Streptococcus pyogenes. Además, estudiarán si otros grupos vulnerables, como pacientes sometidos a quimioterapia o receptores de trasplantes, también presentan un mayor riesgo de infecciones resistentes a los antibióticos.

La propagación de bacterias resistentes sigue siendo una preocupación global, ya que se transmiten de persona a persona a través del aire, superficies contaminadas y alimentos, lo que convierte en una prioridad la prevención de este tipo de infecciones.

Fuente: SINC.