El tabaquismo es mucho más común entre personas con enfermedades mentales, sobre todo con depresión y esquizofrenia. Sin embargo, hasta ahora no se pudo conocer si se trata de una relación de causa y efecto y qué factor desencadenaría en el otro.

Investigadores ingleses analizaron datos de 463 mil personas, un 8% de ellas actualmente fumadoras, y un 22% ex fumadoras. Se aplicó un enfoque analítico llamado aleatorización mendeliana, que utiliza variantes genéticas asociadas con una exposición (por ejemplo, fumar) para apoyar conclusiones más sólidas sobre las relaciones de causa y efecto, según publicó la revista Psychological Medicine y reprodujo 20 Minutos.

Los resultados corroboraron la hipótesis de que fumar puede tener efectos adversos en la salud mental, como por ejemplo, incrementar el riesgo de trastorno bipolar. Esta evidencia refuerza el peso para apoyar la implementación de políticas libres de humo, algo que ya se viene aplicando en hospitales pisquiátricos británicos desde el año pasado.

Para los autores del trabajo, no solo hay evidencia de que fumar puede ser perjudicial para la salud mental, sino que gran parte del exceso de mortalidad asociado con la enfermedad mental se debe al hábito de fumar.

“Las personas con enfermedades mentales a menudo son ignoradas en nuestros esfuerzos por reducir la prevalencia del tabaquismo, lo que lleva a desigualdades en la salud”, indicaron y agregaron: “Nuestro trabajo muestra que deberíamos estar haciendo todos los esfuerzos para prevenir el inicio del hábito de fumar y alentarlo a dejar de fumar debido a las consecuencias para la salud mental y la salud física”.