Distintos profesionales ligados al área de pediatría de España, se unieron en pos de crear un artículo que concientice sobre el uso excesivo de tecnología digital en los y las más pequeñas. "Es imprescindible hacer un uso no perjudicial de la misma", sostuvieron con firmeza.
Los niños en la era digital
Si bien se reconoce que el contexto actual puede describirse como "la era digital", con las pantallas omniprescentes en casi todas las áreas de la vida cotidiana, la exposición de los más pequeños puede ser controlada y debe serlo.
"Está claro que no podemos vivir dando la espalda a nuestros tiempos, pero el equilibrio se encuentra. La virtud y la ciencia cada vez nos da más pistas sobre cómo encontrar esa mesura", explicaron.
En 2016, la Academia Americana de Pediatría realizó por primera vez una alerta acerca del impacto nocivo de los hábitos digitales sobre la salud y, en estos últimos años, las investigaciones al respecto fueron en aumento de manera progresiva. Es así que fue corroborándose y detallándose cada consecuencia según la edad de los niños.
Hacer un "uso saludable" es una situación compleja a raíz de que la tecnología digital ofrece opciones de entretenimiento y actividades incluso de 0 a 3 años. "Ahora son los contenidos los que buscan al espectador, y no al revés, con el riesgo de generar conductas adictivas", subrayaron.
Tecnología digital, el compromiso de la Asociación Española de Pediatría (AEP)
Desde el organismo, en 2023 se asumió el compromiso de revisar periódicamente las recomendaciones para un uso adecuado de pantallas en la infancia y adolescencia, basándose en evidencia científica que se acumule durante el último año, con redefiniciones y actualizaciones en las diferentes etapas de la vida.
Esta labor se plasmó en el Plan Digital Familiar de la AEP, una herramienta diseñada para ayudar a los pediatras y a las familias a establecer pautas claras y consensuadas sobre el uso responsable y saludable de la tecnología en el hogar, promoviendo un entorno digital seguro.
La última actualización confirma una relación directa entre el tiempo que los padres dedican a las pantallas y el comportamiento digital de sus hijos, especialmente durante momentos clave como las comidas y en el dormitorio. Esta conexión no solo impacta en el modelo a seguir por parte de los menores, sino que también afecta a su desarrollo emocional, al incrementar la frecuencia de berrinches destinados a captar la atención de los adultos.
Las consecuencias en el neurodesarrollo por la edad
El uso de un teléfono para premiar o distraer a niños de 1 a 4 años puede generar una dependencia emocional hacia las pantallas, dificultando el desarrollo de habilidades de autorregulación.
Estas dificultades pueden extenderse a etapas posteriores, provocando problemas en la gestión emocional y en la adaptación a entornos sociales. Por ese motivo, se considera que no existe un tiempo de exposición seguro a la tecnología digital antes de los seis años, salvo contadas excepciones.
Durante la adolescencia, el impacto de los medios digitales se manifiesta de manera distinta. Los sistemas de gratificación inmediata activan de forma excesiva el sistema límbico, mientras que la actividad frontal, crucial para el control de impulsos y la toma de decisiones, se ve disminuida.
Esto contribuye a una mayor impulsividad, peores resultados cognitivos y dificultades para filtrar distracciones. La multitarea digital, común entre los adolescentes, también afecta negativamente a la memoria de trabajo y al rendimiento académico.
Recomendaciones por edades
A raíz de los últimos resultados de investigaciones, desde la AEP buscan que la población adopte medidas proactivas que mitiguen los efectos nocivos del uso de pantallas, adaptándose a las distintas edades. En este aspecto, recomiendan:
-De 0 a 6 años: Se desaconseja completamente el uso de pantallas, salvo en casos puntuales y siempre bajo la supervisión de un adulto, como, por ejemplo, para facilitar el contacto social.
-De 7 a 12 años: Limitar el tiempo de uso a una hora diaria, incluyendo el tiempo escolar y los deberes. Es fundamental establecer límites claros y fomentar actividades alternativas como el deporte, las interacciones sociales cara a cara y el contacto con la naturaleza.
-De 13 a 16 años: Restringir el uso de pantallas a un máximo de dos horas al día. Además, se recomienda retrasar la introducción del primer teléfono inteligente con acceso a Internet y priorizar dispositivos sin conexión a redes.
Aunque los adultos se encuentren con una cierta resistencia al comienzo, ya que la tecnología se ha instaurado a mayor velocidad que la regulación, debe seguirse apostando siempre por aquellas medidas que garanticen el bienestar integral de niños y adolescentes.
"Debemos plantearnos seriamente el desarrollo de legislación con especial protección a la infancia. Solo colaborando entre familias, escuelas y administraciones públicas lograremos que crezcan en un entorno digital seguro", subrayaron.
Es clave destacar que "el compromiso comienza en casa", allí donde los padres cuentan con la posibilidad de reflexionar sobre el comportamiento digital que desean inculcarle a sus hijos. Las normas claras y coherentes deben sumarse al ejemplo que se brinda con el propio uso o uso excesivo de las tecnologías digitales: "Los niños aprenden observando, y un uso consciente y responsable de la tecnología por parte de los adultos es el primer paso para que ellos también adopten hábitos saludables".
Fuente: EFE.