Lejos del universo protocolar, Alberto Fernández fue a jurar como presidente de la Argentina en su propio auto y lo curioso y más llamativo fue que lo él mismo condujo. La imagen fue todo un símbolo: él está al mando, él conduce y nadie lo lleva.

El electo presidente estuvo al volante de su propio auto de marca Toyota. Muy distendido y en compañía de su pareja Fabiola Yañez, dejó su casa en Puerto Madero para dirigirse al Congreso.

A pesar de que fue él mismo quien condujo, una escolta nutrida acompañó el vehículo. También, a ambos lados de la calle, grupos de gente lo saludaban a lo que él respondía con sus dedos en V.