Poco a poco, surgen más datos sobre la causa que nació con el dato de un informante sobre un plan de fuga del capo Esteban Lindor Alvarado del penal federal de Ezeiza. Un complot ambicioso que, según organismos oficiales, estaba previsto para el viernes y fue desbaratado a último momento.

El lunes fueron indagados el jefe criminal rosarino, su supuesto secuaz –el mecánico apodado Gringuito– y un piloto agrofumigador oriundo de Gualeguaychú, propietario del hangar donde estuvo alojado el helicóptero. Aeronave que, en vuelo a la cárcel bonaerense, sufrió un desperfecto que obligó a un aterrizaje en la localidad de Francisco Álvarez, donde fue interceptada, según la versión oficial.

Andrés Alcides Donnet es el piloto fumigador entrerriano que fue indagado junto a Alvarado y a Gianluca “Gringuito” Orpianesi. Su situación procesal se definirá en los próximos días, ya que el juez federal Ernesto Kreblak posee 10 días hábiles para expedirse si lo procesa, lo sobresee o dicta falta de mérito.

En el entretanto, el abogado de Donnet, Fabián Otarán, indicó que su cliente es víctima de una trama de la que es ajeno, y que su único pecado fue poner a disposición un lugar en hangar para guardar un helicóptero, desde enero, cuyos usos desconocía: "Lo apuntan como si fuera el hijo de Pablo Escobar Gaviria y no tiene nada que ver”.

El pedido de guardar el helicoptero le llegó a Donnet por parte de un colega, otro hombre que se dedica a las fumigaciones que, según el letrado, sería oriundo de la localidad entrerriana de Rosario del Tala.

“A Andrés lo contrató un amigo de su misma profesión; le pidió si podía hangarar un helicóptero. Mi cliente pensó que la estadía era con fines recreativos, por unos días”, indicó Otarán a Canal Nueve Litoral.

En un principio, la aeronave iba a permanecer allí unos diez días, pero según el penalista, la estadía se prolongó unas 40 noches.

Donnet creyó que la aeronave tenía “un permiso temporario”, ya que tenía una matrícula de España.

Además, el abogado se encargó de aclarar que Donnet no es el misterioso Lobo, el piloto que –según el relato oficial– está prófugo luego de despegar de Gualeguaychú hacia la cárcel federal de Ezeiza, donde tenía planeado realizar el fugaz operativo de rescate del capo mafia rosarino.

En el trayecto, un desperfecto obligó al Lobo a descender en un country bonearense, al menos según la versión oficial, repleta de claroscuros. Luego, escapó de los federales que venían siguiendo a la aeronave.

De hecho, según el letrado, Donnet no sabe pilotear helicópteros. E insistió: “Solo lo contrataron para que el helicóptero permaneciera en la zona, para el hangareo”.

“Todo lo que se está diciendo no tiene absolutamente nada que ver, Donnet es un chico que todo el mundo lo conoce, que siguió la profesión de su padre, y en este caso fue contratado por un amigo que lo conoce de Rosario del Tala, que le dijo si podía guardar un helicóptero, porque era de alguien que iba a ir por una cuestión recreativa, salir a cazar. Todo esto no le causó la más mínima sospecha”, indicó Otarán.

Según el penalista entrerriano, Donnet trató dos veces con el enigmático Lobo, cuyo nombre no conocía. De hecho, el sobrenombre de Lobo surgió cuando se dieron a conocer los supuestos chats del piloto del helicóptero con Alvarado, conversación de la cual se conocen capturas de pantalla de WhatsApp Web, que no es otro que el “recurso técnico” que utilizaron los federales para intervenir la comunicación entre Lobo y Alvarado.

La primera vez que Donnet trató con la persona que podría ser Lobo, dijo el abogado, fue la vez que le llevaron el helicóptero a su hangar, en enero, y cuando la nave despegó de Gualeguaychú, el pasado viernes.

Lobo habría llegado al hangar en una Ford Ecosport blanca con el mecánico rosarino Gianluca “Gringuito” Orpianesi, un ignoto del paño criminal local, pero mentado como de “extrema confianza” de Alvarado.

Donnet resultó indagado y se encuentra detenido en la ciudad de Buenos Aires como colaborador, por conformar una asociación ilícita, falsificación de matrícula del helicóptero y tentativa de evasión. Según su defensor, jamás chateó con Alvarado ni con Orpianesi y su única relación con la historia es haber aceptado, a instancias de un colega fumigador de “absoluta confianza”, el hangareo del helicóptero, cuyos fines estaban lejos de ser recreativos.