La esposa del ex jefe de la Policía de Investigaciones (PDI) Daniel Corbellini fue acusada este viernes como partícipe de una maniobra extorsiva contra un hombre que tiempo atrás solicitó un préstamo y al no cancelar el compromiso a tiempo sufrió amenazas y tiroteos en su casa. La causa, que instruyó el fiscal Federico Rébola, es rica en detalles del submundo de las empresas de préstamos personales y de los métodos mafiosos que oscuras organizaciones utilizan para cobrar deudas con intereses a tasas usurarias.

La casa de Corbellini de barrio Fisherton fue allanada este miércoles y la Agencia de Control Policial (ACP), además de detener a su esposa, Silvina M., secuestró el celular del ex jefe policial, quien por ahora no aparece vinculado con la causa. El procedimiento estuvo marcado por el hermetismo y trascendió casi 48 horas después.

La mujer fue imputada por haber participado con otras personas (no habidas o no identificadas hasta momento) de una maniobra extorsiva hacia una víctima y su grupo familiar.

De acuerdo con la acusación, la víctima, LM, es un hombre que vive en barrio San Francisquito y posee una granjita. El frente de este comercio fue tiroteado dos veces en mayo. El primer ataque estuvo acompañado de una nota manuscrita y el número de un celular: “Comunicate, sólo WhatsApp”.

El 21 de mayo, luego de que atentaran contra el frente de su casa-granja, LM se comunicó con el número consignado en la amenaza. Según la denuncia, como respuesta recibió fotos de documentación que él y su esposa habían aportado a Silvina M. un año y cuatro meses atrás, cuando le solicitaron dos préstamos con un mes de diferencia. La operación tuvo lugar en una cueva financiera ubicada el primer piso de una galería de Sarmiento al 800, pleno centro de Rosario.

Particularmente, entre la documentación que le envió el interlocutor hostil, LM reconoció la fotocopia de la tarjeta verde de un vehículo a nombre de su esposa que habían dejado a modo de garantía del segundo crédito.

Los préstamos, según LM, originaron dos deudas de 50 mil pesos. El primero estaba casi saldado: quedaba sólo una cuota de 6.600 pesos y entre los dos créditos restaba pagar 76.650 pesos. O al menos eso creía.

En las amenazas por WhatsApp, le exigieron, en un primer momento, que dejara su casa. Luego le pidieron distintos vehículos y mucha plata: un Volkswagen Fox, un Renault Kangoo, un Fiat Mobi y dos millones de pesos en el plazo de 24 horas porque, si no, matarían a su familia.

LM enseguida pensó en Silvina M. Era la única persona que tenía la documentación que acompañó las amenazas, dijo en la denuncia.

El 22 de mayo, LM recibió un WhatsApp, otra vez con un mensaje extorsivo, donde hicieron alusión a la prestamista. “Maniana vamos a hablar con Silvina y le vamos a poner los puntos xq la deuda la agarro la mafia. Y nos vas a tener que pasar los dos Boras”.

Cuando LM interpeló a Silvina M. en relación a los mensajes anónimos que recibía, la mujer le dijo: “No contestes más”. El fiscal Rébola expuso capturas de pantallas de WhatsApp a modo de evidencia.

LM encaró a la mujer en la galería de Sarmiento al 800 para negociar la cancelación de la deuda. Allí, según la declaración, Silvina le dijo a LM que el monto a devolver era 400 mil pesos con un pago inicial de 100 mil (pagado en ese momento) y luego 6 cuotas mensuales de 50 mil. Ese monto había sido acordado por la mujer con la venia de la misteriosa figura del “inversor”, según le dijo a LM.

“Los confites están caros y el inversor tiene que arreglar con esta gente”, fue la enigmática respuesta –según LM– que recibió de Silvina cuando se quejó de la abultada suma a devolver.

Esta negociación ocurrió horas antes de la segunda balacera al local de LM, el 31 mayo. LM creyó que la negociación con la mujer estaba encaminada cuando otra vez aparecieron los extorsionadores. “Hoy fue el aviso. Los dos Bora con 08 firmado si no ya sabé, te mato cualquiera en el negocio”. En los mensajes que siguieron amenazaron con atentar contra la vida de su hermano y le exigen un auto y millón de pesos, y si no tenía ese dinero aceptaban 600 mil en efectivo”.

En un extraño giro de los acontecimientos, según la causa, Silvina M. le terminó proponiendo a la víctima que ella iba a cerrar un trato con los extorsionadores y que, de esta manera, la deuda la tendría con ella. Las amenazas telefónicas siguieron hasta el 4 de junio. Para ese momento, LM había entregado en total 175 mil pesos a Silvina M.

“El inversor dice que no mandó a nadie a hacer nada, que esas fotos no saben cómo te llegaron, de hecho tu legajo estaba en su poder y lo vimos. Entonces esto es alguien que se abusa con eso, porque no hubo problemas con ningún cliente”, le aseguró Silvina M. al moroso cuando este le recriminó el segundo ataque a la vivienda, según la causa.

“Supuestamente ella le vendió la deuda a terceros”, señala un testimonio citado por la Fiscalía. Una trama que recién empieza a develarse y que salpicó a un ex jefe policial.

Extorsión agravada por el uso de arma de fuego, en carácter de participe necesaria fue la calificación que recayó sobre la mujer. El juez Hernán Postma tuvo por formalizada la audiencia y al resolver dispuso la libertad con restricciones con Corbellini como garante y con una caución de 50 mil pesos.