Los testigos fueron pocos. Lifschitz le anunció a Pablo Javkin que en el 2021 será candidato a Senador Nacional. Tiene el soporte interno del Socialismo después de limar asperezas con Bonfatti (cuando dio espacios de gestión y rosca a Rubén Galassi) creen saber cómo sumar a radicales leales y cercanos y cuenta con el guiño de los senadores díscolos que están en pie de guerra con el Gobernador. Tejiendo apoyos y degustando esa lejanía con el estrés de la acción ejecutiva, Lifschitz aspira a acumular el apoyo de una población enojada con el Gobierno Nacional pero que se resiste a apoyar electoralmente a candidatos de Juntos por el Cambio.

Volver a la canchas, ordenar su conducción política y administrativa en la Cámara de Diputados y evitar que Javkin se sienta tentado a otras alianzas o a tener que diseñar en su propio espacio una mirada más ambiciosa a las peleas electorales. “Con el lio que tiene en Rosario, no creo que tenga ánimo para estar en la rosca de salón, dibujando nombres (como el de Giustinani) para las peleas electorales”, analizó en bambalinas una fuente muy entusiasmada con el diálogo entre ambos.

Lifschitz fue un activo miembr. del ejecutivo Socialista cuando le tocó en 2003 llegar a la intendencia de Rosario. Ocho años de aportar granitos de arena a una playa que se comparaba con Barcelona. Sus fuertes peleas internas, la tentación de formar un partido propio. Su gobierno de gestión sin espejo retrovisor le dieron la fama de hombre político de 24 horas los 365 días del año. Al tipo no se le escapa nada.

¿Llegará a inscribir esa candidatura? ¿Tendrá votos? ¿Querrá realmente probar su poder de fuego? ¿Será, en su sigilo y prudencia, el elector ganador en la soledad de un partido que le costará instalar su perfil nacional?



Mientras el volcán santafesino ordena sus fichas, algunos arrancan la campaña 2021 con planes electorales. Con vacuna o sin ella. Mientras los verdaderos problemas siguen sin resolverse. La violencia, el aula y la economía.

“Es imposible planear un futuro en esta sociedad sin acuerdos reales: como parar la violencia, como reconstruir el vínculo con la escuela, como acercar respuestas al bolsillo de la gente. Y en eso son imprescindibles los acuerdos.

Inspirados en el reclamo de ver una foto con todos, el secretario de Justicia de la Provincia, Gabriel Somaglia, prepara tal vez el acto institucional más importante en mucho tiempo. Se aprovechará la apertura del año judicial, previsto para el martes 9 de marzo, para convocar a los miembros de la Corte, el Gobernador y algunos de sus Ministros , los presidentes de las Cámaras legislativas, los Colegios de abogados, Magistrados y Fiscales de la provincia. Incluso los rectores de las cuatro universidades públicas de la Provincia.

En definitiva en la misma foto: Perotti, Lifschitz, Rodenas, Falistocco (presidente de la Corte), Sain más la corpo gremial judicial universitaria. ¿Se logrará acordar un encuentro de piezas tan belicosas en medio de la Batalla 2021?

Y más cuando el gobernador Perotti en el mientras tanto piensa en cómo resolver el dilema Saín. “Su función ya se cumplió, entró, marco la cancha, pateo hormigueros y puso la vara más alta para adecentar las prácticas de control”, dice un actor esencial del Gobierno.



La estrategia de correr a Saín involucra al Presidente. Santa Fe en llamas perjudicará electoralmente al propio Presidente, dicen. Pero Saín es muy útil investigando (así fue convocado por el propio Lifschitz) y no tanto, como se ha demostrado, conduciendo políticamente un Ministerio tan difícil. En las últimas cuatro semanas entre crímenes y delitos, tuits y declaraciones públicas, el ministro logró agotar la paciencia de hasta quienes eran sus puntales más entusiastas. El tema es cuando se corre. Y quien lo reemplaza. No son pocos los que hablan de un Gobernador Ministro. Al menos hasta fin de año. A todo o nada.

Y eso si se pondría picante.