El semestre arrancó complicado para el Central del Kily, que con poco material había hecho una digna Copa Maradona, pero el 0-3 ante Boca Unidos que lo sacó de la Copa Argentina dejó al canalla plagado de incertidumbres.

Tenía dos torneos por delante, un plantel sin demasiada jerarquía y escasa billetera para el mercado de pases, por lo que resultaba imperioso optimizar los recursos y calibrar bien la mira con los refuerzos.

Con ese panorama, técnico y mánager buscaron minuciosamente nombres puntuales que cumplan con requisitos necesarios para el momento: jerarquía y conocimiento del club. Así fue que llegaron Ruben, Ávila y Broun, éste último tras una novela repleta de capítulos controversiales que tuvo su final "feliz" cerca del inicio del torneo. Tanta insistencia tenía su fundamento: el arquero llegó y se calzó el buzo para salir a la cancha. Fue el único con asistencia perfecta del plantel y merced a sus actuaciones terminó siendo una de las piezas claves del equipo.

Ellos tres más otros tres con poca marquesina y distintos rendimientos (Ferreyra, que se amoldó muy bien y cumplió con creces, Cucchi que jugó poco y mal y Rabuñal que casi no tuvo acción por una complicada lesión) se acoplaron a la base de juveniles liderada por el experimentado Vecchio con la que Kily González venía trabajando para terminar de conformar el plantel.

Y en el comienzo costó mucho. Si bien hubo un convincente 2 a 1 a Argentinos de arranque, luego varios magros resultados y un funcionamiento que estaba lejos de convencer pusieron en jaque el ciclo del DT. Tan es así que dos veces jugó con la soga al cuello por un posible despido (frente a Arsenal y Banfield en el Gigante) y en ambas ocasiones logró salir airoso. Sin convencer, pero con el respaldo y apoyo contundente de todo el plantel.

El clic llegó unos partidos después y ya promediando el semestre: un categórico 2 a 0 ante San Lorenzo por Copa Sudamericana, donde el equipo mostró el mejor funcionamiento (hasta allí) de su ciclo y desde donde cimentó las bases de lo que vendría. Cuatro días más tarde llegó la mejor ratificación: el contundente 3 a 0 a Newell's en el clásico. De allí en adelante, el equipo siguió por el buen camino (con excepción del 1-4 ante Platense que lo dejó out de los cuartos de final del torneo doméstico) y concluyó con la clasificación a octavos de la Sudamericana.

Con el diario del lunes, es menester asegurar que el balance del semestre es altamente positivo para Central, que cumplió con dos de los tres objetivos propuestos (ganar el clásico y el grupo de la Sudamericana). Eso sumado a que el DT se las ingenió para lograrlo con un plantel austero y dándoles lugar a varios pibes que fueron consolidándose (tales los casos de Lautaro Blanco y Emanuel Ojeda por ejemplo) hacen más meritorio el logro.

Todos estos argumentos hacen pensar que el Kily González cumplió con creces en esta primera experiencia como DT y se ganó largamente la continuidad que alguna vez estuvo en duda. El próximo semestre, que se avisora más competitivo aún, deberá ratificarlo.