Quienes “peinamos décadas” hace mucho que venimos escuchando el discurso remanido de que “la culpa la tiene el otro”; sobre todo el “anterior” que dejó todo “patas para arriba”, que “hizo todo mal” y “ahora nosotros tenemos que remontar esta pesada herencia”. Sumado a esto hemos tenido que escuchar también un discurso altamente descalificador que nos ubica a los santafesinos y, particularmente a los rosarinos, en el peor de los lugares (para escribirlo con elegancia).

Por eso me pregunto, cuándo se pasaron los límites de la paciencia y la tolerancia: ¿No será este el momento propicio para un diálogo serio, sincero y profundo? Se trata de una instancia superadora, que deja de lado la acusación y el insulto, para propiciar un entendimiento y acuerdos necesarios para el bien común.

En este terreno de construcción del bien común, la paz social, el Papa Francisco señaló en un documento el 24 de noviembre de 2013, cuatro principios para Diálogos, consensos y acuerdos. Se trata de la Exhortación Evangel II Gaudium (La alegría del Evangelio), en sus números 217 al 237. Y los principios son:

1. “El tiempo es superior al espacio”. Porque los cambios no son espontáneos y exigen procesos y recorridos.

2. “La unidad prevalece sobre el conflicto”. Por eso es importante “aceptar el conflicto, sufrirlo, resolverlo y transformarlo en una nueva etapa”.

3. “La realidad es más importante que la idea”…y la idea vale y cuenta cuando es capaz de hacer historia.

4. “El todo es superior a la parte”… y más que la suma de ellas, porque la conciencia de lo global y lo local apunta al equilibrio necesario para la construcción del bien común.

El diálogo siempre será necesario para sumar y multiplicar y no para restar ni dividir.