Un rumor se echa a andar. Nadie lo comprueba pero se extiende como una chispa en la nafta. La falsa afirmación se hace verdad. La verdad circula por el mundo. Se genera un repudio internacional y llega hasta la ONU, hay reacciones y sanciones diplomáticas. La mentira como política. De eso se trata un informe audiovisual del diario The New York Times sobre el incendio de los camiones con ayuda humanitaria en Venezuela.

La investigación desarmó la versión inicial de que los camiones con ayuda humanitaria en la frontera entre Colombia y Venezuela, el 23 de febrero pasado, fueron prendidos fuego por la policía del gobierno de Nicolás Maduro.

Según el video del diario norteamericano, las llamas se iniciaron por accidente o negligencia.

En imágenes inéditas hasta ahora, se ve que los manifestantes antichavistas arrojaron piedras y proyectiles contra la guardia fronteriza venezolana. Entre ellos, uno joven lanzó dos bombas molotov. La segunda cayó sobre uno de los camiones con ayuda y eso provocó el fuego.

Acto seguido, uno de los policías de Venezuela grita a los activistas: "Vamos a cesar, vamos a dejar la violencia".

Pocas horas después del incidente, algunos periodistas informaron que las fuerzas de seguridad, bajo órdenes del presidente Nicolás Maduro, prendieron fuego a un convoy de ayuda humanitaria mientras millones de personas en su país padecen enfermedades y hambruna.

El hecho parecía sumarse a otras denuncias por autoritarismo contra el gobierno venezolano. El mismo día el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, escribió que el “tirano en Caracas bailó” mientras sus secuaces “quemaban comida y medicinas”. El Departamento de Estado estadounidense publicó un video en el que se afirmaba que Maduro ordenó la quema de los camiones. La oposición venezolana se refirió a las imágenes de la ayuda en llamas, reproducidas por medios y televisoras en toda América Latina, como evidencia de la crueldad de Maduro.

Pero, según el video del Times que el sitio Nodal replicó, fue la misma oposición —y no los hombres de Maduro— quien accidentalmente prendió fuego al camión.

Grabaciones no publicadas y obtenidas por The New York Times, así como filmaciones que sí se difundieron —incluidas tomas compartidas por el gobierno colombiano, que ha culpado a Maduro del incendio—, permitieron hacer una reconstrucción de lo sucedido.