Nueve de cada diez tickets de compra o recibos en los que la tinta se borra con el paso del tiempo contienen un compuesto que puede alterar el equilibrio hormonal en ciertas personas y conducir a enfermedades relacionadas con malformaciones, infertilidad y hasta cáncer de mama.

Así lo revela un estudio internacional liderado por la Universidad de Granada, en el que participaron especialistas de todo el mundo que analizaron estos tickets, elaborados con el denominado “papel térmico” y que contienen el polémico bisfenol-A (BPA) o su alternativa BPS, que le agrega un átomo de azufre en lugar de uno de carbono.

“Podemos reconocer este tipo de papel porque, si acercamos una fuente de calor, por ejemplo un fósforo, se ennegrece de forma instantánea”, explicó el catedrático de Medicina de la UGR Nicolás Olea, líder de la investigación junto a su colega José Manuel Molina. “También se identifican porque si te lo olvidaste unos días en el pantalón, cuando lo encontrás el papel ya no tiene el impreso y cuenta con una fina capa de polvo blanco”, agregó. Esta última es la polémica sustancia.

En este trabajo, publicado en la revista Environmental Research y reproducido por la agencia Sinc, los investigadores analizaron la presencia tanto de BPA como de BPS en 112 recibos de papel térmico que las personas reciben a diario en distintas partes del mundo, así como la actividad hormonal de los extractos de estos recibos.

En más del 90% de los recibos colectados en Brasil y en España se encontró BPA, que altera la actividad biológica hormonal. Sin embargo, solo la mitad de los recibos de Francia lo tienen, debido a las medidas adoptadas por el Gobierno para intentar proteger a la población. No obstante, la alternativa elegida fue el BPS, que también es un disruptor endocrino.

“La protección de cientos de miles de personas jóvenes trabajando como cajeros y cajeras en los supermercados y comercios no se está llevando a cabo con la rigurosidad que sería conveniente”, advirtieron los especialistas. Además aconsejaron alejar los tickets de la comida, no jugar con ellos, doblarlos, guardarlos ni escribirlos.