Comenzó el juicio en los tribunales de Gualeguay contra la monja Luisa Esther Toledo, superiora de Monasterio de la Preciosísima Sangre y Nuestra Señora del Carmen de la ciudad de Nogoyá, de la orden Carmelitas Descalzas. Se investiga la acusación en contra por privación ilegitima de la libertad y tormentos contra una ex carmelita, quien asegura que la mantuvo retenida contra su voluntad durante seis años.

De acuerdo a lo que publicó el sitio Uno Entre Ríos, en el inicio del proceso el fiscal realizó la acusación describiendo vejaciones y torturas a las que Silvia Albarenque, la víctima, estuvo sometida durante el período que va desde el año 2007 al 2013, momento en que se le permitió comunicarse con su familia y fue rescatada por su madre.

De acuerdo al alegato, la denunciante fue obligada a usar una mordaza de madera sobre la boca para mantener el voto de silencio durante largos períodos de tiempo, que en algunos casos llegó hasta la semana. También, se la encerraba en celdas y se la alimentaba sólo con pan y agua durante largos periodos de tiempo, tanto que llegaba a perder la noción del tiempo.

Esos castigos se sumaban al uso obligado y en contra de su voluntad de cilicios, azotes o disciplinas (látigos) lo que la llevó a tener alteración de personalidad e intentos de suicidio dentro del convento.

Desde ayer, día en que comenzaron las audiencias, el Tribunal de Juicio y Apelaciones de Gualeguay, integrado por Darío Crespo, Javier Cadenas y Alejandra Gómez, deberá establecer si Toledo es culpable de los cargos de privación ilegítima de la libertad y tormentos. El proceso se extenderá hasta el 28 de junio.

Toledo dirigió durante diez años el Monasterio de la Preciosísima Sangre y Nuestra Señora del Carmen, de la ciudad de Nogoyá, y la causa se originó tras la acusación en su contra realizada por excarmelitas. El fiscal Federico Uriburu ordenó un allanamiento en agosto de 2016, durante el cual secuestró diversos elementos relacionados con las denuncias formuladas por las monjas de clausura.

Al mes siguiente la religiosa fue imputada tras el análisis de "todas las pruebas y declaraciones tomadas", entre ellas las de José Bonín, párroco de la basílica Nuestra Señora del Carmen, de Nogoyá.