En 2012 Cintia fue con sus dos hijas a comprar un cuaderno a un local ubicado, entonces, en La Paz y Matienzo sin imaginarse que ese día cambiaría para siempre la vida de toda la familia. Al llegar, un grupo de delincuentes intentó asaltar el negocio, tiraron tiros al aire y un disparo impactó en la cabeza de Margarita de 7 años. La nena estuvo un año internada en terapia intensiva y volvió a su casa cuadripléjica.
Hoy Margarita tiene 20 años y lleva cinco meses sin recibir la atención que necesita para seguir viviendo porque no hay transporte que la traslade. “Está quebradísimo el servicio”, dijo su mamá este martes en De boca en boca (Radio2) y agregó: “Se trata de algo vital”.
Cintia, explicó que si su hija no recibe la atención médica que estaba acostumbrada a tener, “recae muchísimo”. Incluso, actualmente no se quiere levantar de la cama. Pero también aseguró comprender que les pagan tan poco dinero a los transportistas que no pueden mantener el servicio activo.
“El mundo de la discapacidad era nuevo para mí, sigue siendo nuevo”, dijo la mujer que se siente “desamparada” y “vulnerada”. La pelea en materia de derechos de Margarita no comienza ahora: al momento de recibir el alta tuvo que esperar dos años para tener el certificado de discapacidad. Un papel elemental para recibir la atención que requería.
Cintia se acercó la Fundación Robles & Robles, contó lo que estaba viviendo y recibió una beca completa que abarcó tratamiento y traslado. Ese gesto le cambió la vida. Las mejoras empezaron a llegar poco a poco. Se pudo parar y empezó a controlar sus esfínteres. Hasta hace cinco meses, Margarita veía a diario a compañeros, amigos, psicóloga y equipo médico que no solo la ayudaban en su motricidad, también en su estado anímico porque "su parte conductual está intacta, ella siente emociones, llora por no ir”.
“Margarita necesita un transporte”, reclamó y agregó: “Lo recortes empezaron de 5 a 4 días semanales, pero ahora directamente no tiene quién la lleve a hacer sus ejercicios”. La mujer además explicó que no puede ser cualquier auto, porque la joven se encuentra en silla de ruedas, por ende debe tener “rampita para que la puedan llevar”.
“Esta es la última parte que toco porque no tengo respuestas”, dijo Cintia que acudió a los medios porque está desesperada.