Un macabro crimen múltiple genera conmoción en Oklahoma, Estados Unidos. Lawrence Paul Anderson, de 42 años, confesó que mató a su vecina, cocinó su corazón y se lo sirvió a su familia antes de asesinar a su tío y a una niña de cuatro años.

Según detallaron las autoridades policiales, el asesino se dirigió a la casa de Andrea, su vecina, tocó el timbre y la apuñaló hasta matarla cuando ella abrió la puerta. Luego, le cortó el corazón, lo guardó en una bolsa y se marchó.

Tras el crimen, regresó a su casa y puso el órgano en una sartén para cocinarlo. Según confesó, en una declaración que ya figura en el expediente judicial, quería “hacer corazón con papas” para alimentar a su familia y “liberar a los demonios”.

Él se encontraba con su tío, su tía y su nieta. Sin embargo, nunca sospecharon cómo terminaría esta historia. Tras la cena, Lawrence se abalanzó sobre ellos y los apuñaló. Lyon Pye, de 67 años, y la niña, llamada Kaeos, murieron en una ambulancia camino al hospital. Mientras que Delsie Pye sobrevivió pese a sufrir graves heridas en distintas partes del cuerpo, incluyendo ambos ojos.

Fue arrestado tras la denuncia al 911 de otra vecina. Los oficiales llegaron de inmediato al lugar y encontraron al hombre “vomitando en la sala de estar sobre algunas almohadas”. En la escena del crimen, algunos policías tuvieron que salir en reiteradas ocasiones por el shock que les generaba la imagen.

Sin embargo, el crimen de la vecina no se supo hasta 48 horas después, cuando el asesino se sentó ante la Justicia y confesó todo. En un acto generoso, amigos y familiares de Andrea crearon una campaña en la plataforma digital GoFundMe para cubrir los costos del funeral de la mujer, que tenía 41 años.

Dos de las víctimas del macabro crimen.
Dos de las víctimas del macabro crimen

La madre de Kaeos, la niña asesinada, compartió la angustia que sufre por este crimen en diálogo con KFOR. “En este momento siento estallidos aleatorios de dolor, una completa tristeza que se apodera de ti. Mi alma pequeña está rota. Estamos devastados”, dijo.

En 2017, había sido condenado a cumplir 20 años en la cárcel por los delitos de portación de armas de fuego y tráfico de drogas. Sin embargo, el gobernador del Estado, Kevin Stitt, conmutó la sentencia por recomendación de la Junta de Indultos y Libertad Condicional. Por esto, en enero regresó a las calles, viviendo en el proceso junto a sus tíos.