Desde la asociación civil Siembra y Cosecha, Liliana Sánchez no solo busca dar algo de comer a los niños y familias de Villa Banana, sino también que se acerquen a la lectura y al aprendizaje de manera lúdica. Sin embargo la pandemia de covid-19 hizo que muchos perdieran sus changas, sus trabajos y debieran recurrir a ella en busca de un plato de comida. 

Liliana se muestra fuerte cuando habla de todo el trabajo que llevan adelante. Todo cambió desde que se decretó la cuarentena por coronavirus y muchas de las personas con tabajos informales, perdieron sus ingresos.

"Acá trabajamos para contener desde muchos aspectos, además de comida también se les ayuda con ropa gracias a un roperito y hasta con libros y demás cosas para que los más chicos no la pasen tan mal", contó a Rosario3 y remarcó que se incrementó la gente que va en busca de alimento.

Es por eso que en la casita de Río de Janeiro 2645 donde se sirve la merienda los viernes a la tarde y se reparten viandas, hay cada vez se ve más gente. Incluso llamó la atención que no son pocos los que hasta sienten vergüenza de tener que ir a pedir ayuda.

Liliana que trabajó durante años como asistente gerontológica hasta que se quedó sin empleo la pasó muy mal. "Yo sé lo que es el hambre y que nadie te ayude", afirmó y ese es el motor inagotable que la ayuda a seguir adelante pese a todo.

Cada vez más familias son las que se acercan.
Cada vez más familias son las que se acercan.

"Desde que comenzó la cuarentena hasta ahora las cosas se fueron complicando, vemos que la situación de los vecinos está difícil. Hay mucha tristeza, mucha incertidumbre porque acá la mayoría trabajaba en ferias, en la construcción y muchos se quedaron sin empleo", señaló.

Inmediatamente se le vienen a la mente muchas historias como "la de un hombre que toda la vida lo veíamos pasar a las 6 de la mañana con su hijo para ir a trabajar en construcción que se quedó sin trabajo y hace tres días se llegó a la institución con mucha vergüenza, llorando porque no quería limosna, quería trabajar". 

"Entonces nos pusimos a ver qué podíamos hacer y con ayuda de gente y negocios del barrio le compramos una máquina de cortar pasto usada y comenzó a trabajar para poder llevar comida a su familia", dijo emocionada.

Pero hay muchos otros casos y cada uno es una familia que sufre, "acá tratamos de resolver. Son casi 300 familias o un poco más porque cada día vemos que viene más gente", comentó, tratando de explicar porqué necesitan más ayuda para seguir ayudando.

"Ya dos personas, una nena y un mayor se nos desmayaron de hambre,Es necesario cubrir cuanto antes el tema de alimentos", enfatizó.

"Entregamos de todo, alimentos, viandas. La gente viene y busca, se llevan muchos para cocinar, pero vemos cada vez más necesidad", dijo al tiempo que volvió a recordar que no solo buscan comida sino también ropa de abrigo.

El trabajo que llevan adelante es arduo, también reparten elementos de limpieza y hasta cubrebocas: "Entregamos barbijos y folletos para que no se relajen y sigan con el distanciamiento social. Juntos vamos a salir de todo esto", afirma con la fuerza de la esperanza. "Les pedimos paciencia y que tomen conciencia que esto aun no terminó".

Sin embargo hoy parece que todo cuesta más. "El hambre es violencia y vemos el hambre en el labio de la gente de clase media también, clase trabajadora. Acá hacemos hasta lo imposible para ayudar, queremos que alcance para todos, recibimos ayuda pero hace falta más, hay mucha gente con hambre, y se les nota el dolor de no tener para comer en los ojos, en las miradas", dijo.

"No queremos que ningún chico, ninguna familia pase hambre", agregó.

Liliana no está sola y son muchos los voluntarios.
Liliana no está sola y son muchos los voluntarios.

Pero Liliana no está sola y destacó a quienes la ayudan a llevar todo esto adelante: "Tenemos un equipo hermoso de trabajo y ayudamos a cualquier hora todo tipo de problemas, pero no damos a basto necesitamos alimentos para llegar a más abuelos, niños, a esos lugares donde el Estado no llega".

Es por eso que todo tipo de colaboración es bienvenida. "Se necesita todo, si alguien tiene algo en desuso a nosotros nos sirve", dice e invita a quienes puedan colaborar con comida, ropa de abrigo y juegos para los más chicos a se contacten con ella de manera directa al 153-813269.