San Juan se acomoda a la nueva normalidad. La provincia de la región de cuyo fue la primera en retomar la actividad académica de manera presencial, después de cinco meses de aulas vacías producto del aislamiento social y obligatorio dictado en marzo por las autoridades nacionales.

A las 8 de la manaña de este lunes 10 de agosto, las escuelas de 14 departamentos de la provincia, entre los que no están incluidos los del Gran San Juan, abrieron sus puertas para el ingreso de docentes y alumnos del último año. Así, las aulas volvieron a alojar a los chicos y chicas en las regiones en donde la circulación del virus fue menor o nula.

El regreso fue encabezado por el gobernador Sergio Uñac y el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, en un acto que tuvo lugar en la Escuela 12 de Agosto, de reciente construcción, en el departamento sureño de Pocito, a unos 12 kilómetros de la capital sanjuanina.

En San Juan, 10.470 alumnos de los últimos cursos de la primaria, la secundaria, la educación técnica, de formación profesional y adultos volvieron a clases con un estricto protocolo en 14 de los 19 departamentos de la provincia cuyana.

"El país celebra el paso que está dando San Juan y que es fundamental para que otras provincias con el mismo estatus sanitario puedan empezar a avanzar en un regreso seguro" a las aulas, dijo el ministro Trotta.

Por su parte, el gobernador Uñac, expresó: "Nos animamos a dar este paso con humildad, para seguir enarbolando la historia de este país, para que la educación llegue a todos".

A su vez, aclaró que "en el caso en los que los papás tengan dudas, les vamos a seguir entregando las tareas a distancia, para que los chicos puedan seguir abrazando la educación".

Protocolo

En cada una de las aulas, en los pasillos, en los espacios comunes, se observó todo tipo de cartelería alusiva a las recomendaciones de prevención. El respeto por el distanciamiento de 1,5 metros establecido y el tapabocas colocado fueron los puntos en los que más machacaron los y las docentes.

En el ingreso de cada establecimiento hubo una mesa con planillas en las que se consignó el nombre y los datos personales de los asistentes. Además, se les tomó la temperatura a todos y policías custodiaron el lugar.

Con alcohol en gel distribuido en los salones y galerías, los chicos entraron ataviados con sus guardapolvos y uniformes, que no usaban desde marzo pasado. Los bancos ya habían sido colocados distanciados para evitar el contacto estrecho.

Los recreos generaban incertidumbre, por lo que se determinaron marcas de las zonas en las que debía moverse cada alumno, para evitar la cercanía.