Los efectos duraderos sobre la salud provocados por el covid-19 siguen siendo materia de investigación entre científicos aún transcurridos ya cinco años desde que la pandemia de coronavirus paralizó al mundo. Se trata del denominado “covid prolongado”, que en algunos de los pacientes que se contagiaron de la enfermedad ha generado desde la permanencia de síntomas típicos de este virus, como la pérdida del olfato y el gusto, hasta afecciones asociadas con problemas de memoria.
Sobre este último tipo de secuelas llevó a cabo una investigación un grupo de científicos del Conicet y de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), que evaluó a 137 personas de entre 35 y 65 años, entre las cuales la mayoría (109) tuvo covid-19 y todavía sufre de síntomas persistentes. Los 28 restantes, por su parte, no se contagiaron de la enfermedad o no presentaron secuelas.
Los participantes del estudio, cuyos resultados se publicaron en la revista científica BMC Neurology, son residentes del partido bonaerense de General San Martín y se sometieron a estudios clínicos, pruebas cognitivas y resonancias magnéticas para el registro de imágenes de su cerebro.
Martín Belzunce, científico del Conicet que lideró la investigación, explicó que su trabajo se focalizó en pacientes en los que síntomas cognitivos “como problemas de memoria y falta de concentración” perduraron “durante más de tres meses y hasta un año”.

Para llevar a cabo su investigación, Belzunce explicó que analizaron imágenes obtenidas mediante resonancias magnéticas. “Lo que encontramos fue que algunas regiones de la corteza cerebral, que es en donde están los cuerpos neuronales, están más pequeñas, con una leve atrofia” en quienes tuvieron covid persistente, indicó en diálogo con Punto Medio (Radio 2).
Los resultados del estudio mostraron que más del 80% de quienes tuvieron covid-19 y seguían con síntomas reportaron problemas de memoria y concentración. También manifestaron altos niveles de cansancio físico y mental, y un 60% fue clasificado con fatiga y un 24% con fatiga extrema.
Además de las resonancias magnéticas, los investigadores también le hicieron a los pacientes evaluaciones cognitivas “para ver si esos cambios estructurales del cerebro, junto con la queja de los propios pacientes sobre sus problemas de memoria o concentración, repercutían en su función cognitiva”.
Al respecto, apuntó que el único cambio que notaron fue en un test “que mide la velocidad de ejecución de tareas”, pero que, en términos generales, no identificaron cambios cognitivos.
La hipótesis
Belzunce explicó que tanto en este como en otros estudios, algunos de ellos basados en el análisis de biomarcadores de sangre, la principal hipótesis para explicar estos efectos apunta a “una desregulación del sistema inmune” que deriva en “una neuroinflamación permanente en el cerebro”. “A pesar de tener una infección leve, el sistema inmune sobrerreacciona y queda en estado permanente de activación”, describió el investigador, que agregó que la inflamación “también puede generar que la sangre sea más densa y genere microcoágulos” que si bien no generan obstrucción de los vasos sanguíneos, sí provocan una reducción del flujo. Con respecto a la situación de pacientes que hayan recibido una o más dosis de alguna de las vacunas contra el covid-19, apuntó que si bien no contemplaron esto de manera directa en su estudio, sí se encontraron con que la mayoría de los participantes no se había aplicado vacunas, lo cual “coincide con estudios de otras partes del mundo que indican que no estar vacunado aumenta el riesgo de presentar covid persistente”. Por último, y con relación a las recomendaciones para aquellas personas que presenten síntomas de covid prolongado, indicó que de momento solo hay “mecanismos paliativos”, mientras que “algunos pacientes van mejorando paulatinamente con el paso del tiempo”. “No hay ningún tratamiento”, remarcó, y mencionó que en algunos países hay clínicas en las que se trabaja con pacientes para ayudarlos a lidiar con la fatiga mental, sobre lo cual precisó: “Si estos pacientes hacen un esfuerzo muy grande luego tienen una recaída muy fuerte, entonces tienen que regular las actividades que hacen”. A cinco años del inicio de la pandemia, más de 400 millones de personas en el mundo experimentaron síntomas persistentes, y los especialistas advierten que el covid prolongado podría aumentar el riesgo de deterioro cognitivo o enfermedades neurodegenerativas en el futuro.