A más de 30 años de la explosión de Chernobyl, se volvieron a registrar reacciones de fisión nuclear en un sótano que es inaccesible. El descubrimiento generó un gran temor, pero científicos descartan que se pueda producir un hecho similar al de 1986.

Aún así, se trabaja en un monitoreo constante para identificar las posibles secuelas.
Con la explosión ocurrida en Chernobyl, toneladas de material fisionable se esparció desde un reactor y logró fundir las paredes de hormigón y acero. Las sustancias radioactivas se extendieron y varios sectores de la planta nuclear quedaron completamente sellados. Entre dichos espacios, se encuentra la sala subreactor 305/2, la cual contiene una enorme cantidad de la sustancia que ahora están generando nuevas reacciones nucleares.

El lugar consiste en un sótano cuyo acceso es imposible para una persona, de manera que se generó un alerta y un grupo de científicos empezó a monitorear la planta de energía nuclear ubicada en Ucrania. Los especialistas advirtieron que se detectó un incremento en emisiones de neutrones el cual representa un 40% desde 2016, según publicó LaCien.

Para el investigador Neil Hyatt de la Universidad de Sheffield "es como las brasas en un pozo de barbacoa" y advirtió que se trata de un problema no resuelto. Además, planteó que una hipótesis podría ser un nuevo sarcófago colocado sobre las ruinas de la planta de Chernobyl, sin embargo, aclaró que se trata de "tasas de fisión muy bajas" de modo que no se generará una liberación de energía nuclear que pueda producir una explosión.

Pese a las estimaciones que no representarían un peligro para la población, Hyatt remarcó que "no lo sabemos con certeza". Aún así, en caso de que la tasa de producción de neutrones se incremente, se deberá intervenir. De hecho, ya se analiza la posibilidad de desarrollar un robot que pueda ingresar al lugar soportando la radiación de la sala, según publicó Gizmodo.