Son muchos los factores que pueden beneficiar o perjudicar el estudio, y uno de ellos tiene que ver con las condiciones ambientales. Un lugar cómodo y propicio puede ayudar mucho a mejorar el rendimiento, y por eso hay que encontrar el indicado antes de agarrar los libros y apuntes.

Un exceso de humedad en el ambiente, contamina el aire, volviéndolo mucho más pesado y cargado, lo que se puede traducir en dolores de cabeza o sequedad de ojos. Estos problemas pueden llevar a interrumpir antes de tiempo el estudio, según consignó el blog Cosas de Educación.

Además, factores como el frío o el calor, también pueden condicionar de forma negativa, ya que generan malestar, distracciones e interrupciones al tener que pararse para abrir o cerrar una ventana, o encender un ventilador, aire acondicionado o estufa.

Para evitar todo esto lo más aconsejable es estudiar en un ambiente que tenga un buen aislamiento térmico y sano, con el que se pueda estudiar con total tranquilidad. Lo ideal es que la temperatura ambiente esté entre los 18 y los 22 º C.

Por otro lado, se debe estudiar en un sitio en el que uno se sienta cómodo, personalizado e inspirador para la lectura y comprensión. Además debe estar aislado de los ruidos, y para aquellos que gustan, contar con un reproductor de sonido. Eso sí, la música elegida debe estimular la concentración y la memoria, y no distraer.

Por último, el lugar no debe contar con distracciones como televisor, y en lo posible hay que dejar el celular lejos para que los ojos solo se centren en el material de estudio.