Rosario rompe el techo: la construcción formal vuelve a respirar tras 36 meses de anemia

Por primera vez en tres años, Rosario superó los 66.000 m² autorizados en obras privadas. Aunque el número de permisos sigue flojo, la superficie aprobada en junio pisó fuerte y revivió un mercado que venía con oxígeno limitado

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El ladrillo formal pega un salto en Rosario: junio marcó récord de superficie construible en tres años. Después de una larga sequía en el sector, junio trajo una bocanada de aire fresco para la construcción formal en Rosario. Según el último informe de la Dirección General de Estadística de la Agencia Rosario Digital, se otorgaron 110 permisos de edificación —una cifra modesta, aunque similar a la de septiembre del año pasado—, pero lo verdaderamente destacado fue la superficie aprobada: 66.091 metros cuadrados, el nivel más alto de los últimos 36 meses.

El 85,3% de los metros cuadrados fueron destinados a uso residencial, una proporción que se mantiene estable en comparación con meses anteriores. Esta suba contrasta con el número de permisos, que sigue siendo bajo en términos históricos: en la década previa a la pandemia, el promedio mensual era de 206 permisos, con superficies algo menores a la alcanzada este junio. Es decir, se están presentando menos proyectos, pero de mayor envergadura.

A nivel acumulado, el saldo aún es negativo, aunque con una marcada desaceleración: la superficie total autorizada en lo que va del 2025 es apenas 4,8% inferior al mismo período del 2024, un dato que marca un cambio de tendencia luego de varios meses con caídas interanuales de dos dígitos.

Este repunte de metros cuadrados habilitados puede estar anticipando cierta reactivación de la inversión privada en ladrillo formal, aún en un contexto macroeconómico de fuerte incertidumbre. De todas formas, sigue siendo un fenómeno aislado: el mercado de la construcción continúa lejos de los niveles precrisis, y el crecimiento de superficie no necesariamente implica dinamismo inmediato en la obra ejecutada.

Así, junio deja un mensaje mixto para el sector: menos cantidad de permisos, pero más metros por proyecto. Un dato que invita a pensar que, a pesar de los obstáculos, Rosario todavía quiere seguir construyendo.

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