El dólar cierra la semana con otra suba y se tensiona el mercado cambiario

La creciente presión cambiaria impulsa al Gobierno a un cambio en su política monetaria. Sin embargo, el intervencionismo no alcanzó en el final de la semana

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El dólar minorista aumenta a $1.300 en las pantallas del Banco Nación, y vuelve a alcanzar su récord histórico nominal del pasado martes. En el mercado informal, el dólar blue se negocia en Rosario con un a $1.319 y se mantiene como la variante más cara dentro del mercado cambiario.

En medio de un escenario de creciente presión cambiaria, el Gobierno argentino impulsó un cambio radical en su política monetaria que dejó expuestas las fragilidades del nuevo esquema. La estrategia de abandonar el anclaje mediante tasas de interés y pasar al control directo de la base monetaria se topó con una realidad financiera poco receptiva. Como respuesta, el Banco Central tuvo que reactivar mecanismos tradicionales de absorción de liquidez, mientras el Tesoro se mostró incapaz de captar los pesos excedentes.

El objetivo inicial era redirigir los fondos del sistema financiero desde las tradicionales ventanillas de liquidez hacia la compra de deuda del Tesoro. Pero el resultado fue opuesto: los bancos prefirieron mantener posiciones líquidas, evitando comprometerse con un modelo incierto. Esto generó una emisión de $10 billones —equivalente al 30% de la base monetaria—, que impactó de lleno en las tasas de interés y alimentó la demanda de cobertura cambiaria.

Para contener la situación, la autoridad monetaria intervino en los mercados de dinero y futuros del dólar. Se estableció un piso de tasas mediante pases al 36% y se intensificó la presencia en contratos de futuros, lo que logró estabilizar momentáneamente al tipo de cambio oficial. No obstante, los analistas advierten que se trata de una calma precaria, sostenida por instrumentos costosos y de efectividad limitada en el largo plazo.

La principal crítica de expertos apunta a la ausencia de mecanismos estructurales para absorber liquidez. La mayoría coincide en que el modelo monetario necesita ajustes urgentes para ganar consistencia. Si el Tesoro no logra captar los pesos sobrantes y el Central no encuentra una vía más eficiente para drenar liquidez, las tensiones regresarán.

El desafío es doble: sostener la estabilidad sin hipotecar la sostenibilidad fiscal y consolidar un nuevo ancla monetaria creíble. Mientras tanto, el mercado observa, los bancos se resguardan y el dólar espera su próximo movimiento. 

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