El domingo se juega otro clásico rosarino. Pero antes se juega el tradicional "picadito" por la paz, que esta vez tuvo como escenario el parque Sur.
Un grupo de vecinos de la zona decidió juntarse a jugar un partido y, como era lógico, unos se pusieron la pilcha leprosa y otros la del canalla. Al margen de las diferencias sentimentales, todos pidieron bajar las tensiones.
⚽️@telenocheRos | EL CLÁSICO POR LA PAZ EN ZONA SUR pic.twitter.com/e1kJ2w0V4s
— elTresTV (@elTresTV) February 14, 2025
"Somos rivales adentro de la cancha, pero afuera somos amigos, familia. Todos tenemos un hermano o un amigo que es del otro equipo", dijo uno de los protagonistas.
Algunos de los pequeños dejaron expuestas las diferencias adentro de la propia casa: uno de ellos contó que se hizo de Central por las tías, pero que el papá es hincha de Newell's. Y así sucede en muchas familias.
La violencia ha ganado un espacio muy importante, que debe combatirse con buenos ejemplos y este es uno de ellos. Es necesario que Rosario deje de lado la irracionalidad por lo que ocurre en un estadio de fútbol.
La esencia y la historia del fútbol rosarino se alimenta históricamente de la diferencia; de la competencia entre ambos. Uno no es sin el otro. La otredad los define. Lo demás debería volver a llamarse folclore.