La ola peronista nacional; la “traición” de José Corral; la bendición de Cristina Fernández; el reagrupamiento del PJ santafesino; las señales de apoyo de María Eugenia Bielsa; las virtudes del candidato ganador; cierto desgaste del candidato oficialista. Si algo distingue el triunfo de Omar Perotti en Santa Fe es la multiplicidad de factores que le permitieron sumar 738 mil votos.

Perotti fue un armador efectivo en cuanto a lo que de él dependía. En primer lugar sumó el grueso de los senadores peronistas a pesar de las desconfianzas mutuas: les permitió designar la compañera de fórmula y prometió no meterse en sus departamentos a cambio de la estructura territorial de la que él carece.

Luego, cuando muchos suponían que la ex presidenta de la Nación apoyaría a María Eugenia Bielsa, él le ofrendó la lista de diputados entera y se quedó con el respaldo del kirchnerismo. Otro momento importante es después de las primarias, cuando Perotti consiguió que una derrotada Bielsa lo ayudara a fidelizar sus votos.

Bielsa, Rossi y La Cámpora fueron la puerta de entrada de Perotti a Rosario, ciudad compleja y diversa que siempre le había sido esquiva y a la que no lograba agarrarle la mano. El triunfo en Rosario, que le garantiza la victoria provincial, es producto de esos acuerdos.

Y así, sin una estructura propia, apostando por acuerdos electorales parciales con factores de poder interno y las distintas tribus peronistas, es como se posicionó a la espera de que pasara el tren que finalmente pasó. El resto lo hizo el imán del poder: dirigentes y militantes peronistas que criticaban su falta de vocación para liderar y armar, la abstención en el tema aborto, sus posicionamientos y silencios con respecto a Macri y a Cristina, este domingo lo votaron y celebraron.

Rosario para Rafaela

La boleta única de papel le puso su impronta a la elección, con mucho voto cruzado en distintos lugares de la provincia. Perotti, por ejemplo, gobernará con la Cámara de Senadores a favor y la de Diputados en manos de la oposición. De las 6 ciudades más habitadas, Rafaela y Reconquista mantienen intendente peronista; Venado Tuerto, Villa Gobernador Gálvez, Santa Fe y Rosario del Frente Progresista.

En las ciudades de Santa Fe y Rosario ganaron candidatos peronistas a gobernador y senador, y del Frente Progresista en las categorías diputados, intendente y concejales.

Antonio Bonfatti perdió la elección en el departamento Rosario, donde Perotti le sacó 58 mil de los casi 77 mil votos que marcaron la diferencia final. Entre la primaria y la general conquistó 120 mil votos más en toda la provincia, pero no ocurrió la segunda parte del plan que el Frente Progresista confiaba que ocurriese: que parte de los votos que obtuvo Bielsa en las primarias se fueran a Bonfatti en la general.

Así como no hay un único factor que explique el triunfo de Perotti, tampoco cabe simplificar las razones de la caída del Frente Progresista: la polarización nacional que hace lo suyo; un candidato y una fuerza política con mayor desgaste, la decisión tardía de salir a contestar los cuestionamientos sobre la seguridad pública, entre otros.

Influyó sin dudas la fuga de José Corral a Cambiemos. En su obstinación por ser candidato a gobernador se llevó puesto la gobernación del Frente Progresista y perdió por goleada la Intendencia de la capital. Bonus track incluido: terminó tercero en su propia ciudad.

La era Perotti

La era Perotti arrancó el domingo a la noche con un mensaje contenido y sin estridencias. Como en la campaña, el gobernador electo volvió a omitir definiciones sobre lo nacional, posición que no podrá sostener demasiado tiempo.

La agenda electoral nacional no da tregua. Este fin de semana vence el plazo para inscribir candidatos a diputados nacionales y colgarlos de una boleta presidencial. Habrá férreas negociaciones en el peronismo santafesino. ¿Se ganó el derecho Perotti de dirigir el armado de esa lista? ¿O el determinante apoyo del kirchnerismo en la provincia significará que los candidatos a legisladores nacionales los definan en el Instituto Patria? ¿O será negociada? ¿O habrá internas? ¿La pelea nacional desarma lo que se armó en Santa Fe y tendremos peronistas colgados de más de una fórmula presidencial? ¿O el PJ santafesino, ahora favorito para octubre en la provincia, se diversificará entre boletas cortas y largas?

El triunfo tuvo repercusión nacional. Santa Fe fue el segundo distrito grande del país, después de Córdoba, en elegir gobernador. Rompió la tendencia, invicta hasta ahora, de oficialismos invictos.

Alberto Fernández hubiera querido venir a Santa Fe a festejar el domingo a la noche. Perotti no quiso. El candidato a presidente debió conformarse con saludar la victoria desde Capital Federal. En la vereda de enfrente el gobierno nacional mandó transmitir por medio de periodistas y tuiteros que estaba contento con el triunfo de Perotti, probablemente porque detecta la existencia de un electorado compartido para la elección presidencial.

Quedan cinco meses por delante para la transición con el gobierno de Miguel Lifschitz. En el medio todo el proceso electoral a todo o nada que este fin de semana toma forma con la inscripción de candidatos y termina en octubre o noviembre con la definición del próximo presidente. 

El resultado de esa elección no será inocuo para el gobernador Perotti y en buena parte definirá su modelo de poder: integrado a un proyecto político nacional o el modelo estrictamente provincial al estilo Schiaretti para negociar con el poder central. Ambos tienen sus pro y su contra.