Avanza en el Congreso un cambio en el Impuesto a las Ganancias impulsado por el gobierno nacional que provocará un aumento de hasta 10 puntos en la alícuota en la comparación con lo que abonarán este año las compañías medianas y grandes.

En Argentina las empresas pagaban una alícuota del 35% de Ganancias hasta que con la llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada se definió un esquema de rebaja gradual que la llegó a bajar al 30%. Con la llegada de Alberto Fernández se suspendió a finales del año pasado este esquema de rebaja.

Al suspender el esquema heredado del macrismo, el gobierno nacional busca ahora cambios en el régimen. Es por eso que a fin del año pasado envió un borrador a la Cámara de Diputados, que luego fue retocado para convertirse en un proyecto oficial. Y este lunes, la titular de la Afip, Mercedes Marcó del Pont, mantuvo una reunión virtual con diputados para defender los cambios de cara al avance del tratamiento legislativo en la Cámara baja.

¿Cuáles son los cambios? El gobierno impulsa que las empresas que ganen hasta $5 millones al año paguen el 25% de Ganancias, mientras que las que tengan una renta de entre $5 y $20 millones abonen una alícuota del 30% y las que ganen más de $20 millones paguen 35%.

En líneas generales, el gobierno señala que busca incorporar mayor progresividad o justicia tributaria al impuesto, gravando con una mayor alícuota a las empresas que más rentabilidad tienen. Pero además sostienen que el aumento de la presión en Ganancias no necesariamente frena inversiones ya que, según los números que mostró Marcó del Pont, los mayores niveles de inversión se registraron antes de las rebajas impulsadas por Macri.

Incluso desde el gobierno, recuerdan que, en paralelo a este aumento, concretaron una incumplida promesa electoral de Macri que fue la de aliviar el peso del impuesto en los trabajadores al subir el mínimo no imponible de $80.000 a $150.000. Un fuerte alivio para los empleados de mayor remuneración, cuya reglamentación firmó y presentó ese martes el propio presidente Alberto Fernández.

No obstante, la tasa efectiva que terminarán abonando las empresas será mayor. Es que el proyecto oficial le suma una alicutoa del 7% si los socios de la empresa deciden retirar las utilidades. Y ese 7% extra es para todas las empresas, independientemente de su renta.

"Por ejemplo, la tasa efectiva para las empresas con más renta en la que se retire toda las utilidades, el impuesto rondará el 39,55 por ciento", contó a Rosario3 el contador Enrique Lingua, asesor contable de importantes empresas de la región. De esa forma, el año que viene el aumento de la alícuota rondará en algunos casoslos 10 puntos.

Una de las razones que argumenta el gobierno para imponer la alícuota del 7% es que de esa forma se incentiva a las grandes empresas a no retirar las utilidades para que lo ganado en un ejercicio lo reinviertan al año siguiente.

Pero para Lingua a las que más afecta la alícuota extra del 7% es a las pymes. Si bien son pocas las empresas que retiran el 100% de las utilidades (porque necesitan encarar inversiones en el ejercicio siguiente o tienen gastos previstos por abonar), son las que más retiran porque esa renta suele ser el ingreso principal de los socios.

"Una empresa de cuatro socios que factura $5 millones en un ejercicio, pagaría el 25% de Ganancias y se quedaría con $3.750.000. Pero si los socios deciden retirar toda la utilidad, deberían abonar otros $262.500 por el 7% y les quedaría $3.487.500. Y al dividirlo por los cuatros socios se llevarían 871.875 al año, o $72.656 por mes. Un empleado que gana $72 mil al mes no paga Ganancias, pero el empresario sí termina con una fuerte carga", cuenta Lingua.

¿Qué harán las empresas ante el aumento? "Si la empresa puede, trasladará a el aumento a los costos. Finalmente, el costo pasa al precio. En definitiva, el aumento lo termina pagando toda la cadena comercial y, sobre todo, el consumidor final. Ahora, si por los controles oficiales la empresa no puede trasladar el aumento del costo, el empresario lo compensará con algún ahorro financiero. Hay que entender que cualquier aumento de impuestos desalienta la inversión y no hay que olvidarse de que la Argentina es uno de los países con mayor presión tributaria del mundo", agrega Lingua.

"Yo no analizo si es justo o no que se suba la presión tributaria para aumentar el gasto social o de salud. Lo que resalto es que el aumento de la presión impositiva conspira contra el que tiene que invertir o desarrollar una actividad empresaria. En este momento en que se cierran comercios, empresas se van del país y la economía cayó 10% es cuando más hay que generar incentivos para recrear la capacidad productiva, que es lo contrario a incrementar la presión tributaria a las empresas", concluyó el especialista.